Xavier Gelada -a partir de ahora Xevi-, ganadero de vacuno de carne de tercera generación en La Garrotxa (Girona), conoce el valor que tiene la continuidad en el sector primario. Con siete granjas bajo su gestión, su negocio se encuentra directamente afectado por las restricciones de la Dermatosis Nodular Contagiosa (DNC) en Girona: una de sus explotaciones está en la zona restringida y las seis restantes, en el área de vigilancia. Su testimonio es un reflejo de la vulnerabilidad y la impotencia que siente el sector.
Gelada, cuya empresa mueve entre 1.000 y 2.000 terneros de engorde, se siente relativamente menos expuesto que las granjas de vacas de leche o nodrizas, ya que la DNC afecta más, según se rumorea, nos dice, a los animales adultos. Sin embargo, esto no trae calma: “Preocupados sí que estamos. Es una enfermedad bovina, transmitida por un mosquito; no podemos estar tranquilos al 100 %”.
Pese a la amenaza, el ganadero confía en que la llegada del frío frene la actividad de los insectos vectores de la enfermedad. Además, esta previsto que hoy mismo de comienzo la segunda tanda de vacunas tras la llegada, ayer, de las 83.000 dosis procedentes del Banco de Vacunas Europeo.
“De momento a ninguno de mis animales se les ha vacunado. En esta primera ronda se está priorizando la vacunación de vacas lecheras”, aunque se muestra tranquilo ya que sabe que pronto podrá proteger a sus animales.

La batalla contra la enfermedad y la desinformación
Desde la detección de los focos, la vida en sus granjas ha cambiado. Xevi y su equipo han reforzado de inmediato los protocolos de bioseguridad: aplican insecticidas para combatir moscas y tábanos, desinfectan y desinsectan las ruedas y camiones, y han introducido medidas como el uso de calzas y botas limpias en los accesos.
La mayor frustración de Gelada, no obstante, llega desde fuera. Critica con dureza la falta de rigor informativo que, a su juicio, daña la imagen de un producto seguro: “Las imágenes que han salido en televisión o en la prensa no son de una vaca de L’Empordà. Son fotos de archivo de internet donde el animal se ve en una situación patética. Y eso, hace mucho daño al sector. Si no hay ningún riesgo para el consumo, que lo digan. El sector queda muy perjudicado”, lamenta.
Xevi reitera que la DNC es una enfermedad exclusivamente animal, que no se transmite a los humanos. Su principal mensaje al consumidor y a la industria es de tranquilidad: “Es una enfermedad bovina, como el COVID que afectaba a los humanos, pero esto afecta a los bovinos. No hay ningún peligro con la carne ni nada“.
El valor de una una vida, frente a una compensación económica
La realidad que vive este ganadero de La Garrotxa choca de frente con la idea de que una indemnización pueda compensar la pérdida total de una explotación por un vacío sanitario. Xevi enfatiza que, a diferencia de otros negocios, el sector ganadero no puede reponer la producción de la noche a la mañana: “Si tienes una carpintería y sufres por ejemplo una inundación, repones las herramientas y el material con con dinero y mañana empiezas a trabajar. Pero en la ganadería no funciona así. Una granja es un ciclo vital. Si se te mueren las vacas lecheras, tienes que empezar con una ternera, y para que esa ternera sea una vaca productiva, deben pasar tres años“.
En su opinión, la compensación económica que se reciba no soluciona el problema del tiempo de inactividad productiva: “Por mucho que te paguen la vaca productiva, hasta que vuelvas a tener una, han pasado tres años. ¿Será suficiente ese dinero para aguantar la explotación sin ingresos durante ese tiempo? Es como empezar de cero, pero con una desventaja temporal enorme”.
Concluye que, si le sucediera a él, la dificultad de reiniciar ese ciclo productivo de forma acelerada probablemente le llevaría a abandonar, porque para el “una explotación ganadera se hace con una vida“.
Con 40 años, Xevi Gelada ve con preocupación la incertidumbre del futuro. El sector soporta múltiples amenazas, desde la DNC pasando por la Lengua Azul o la sequía. Para él, la única salida es que el esfuerzo de toda una vida no se pierda por la falta de una respuesta contundente de las autoridades. Su defensa de la carne de ternera se mantiene firme, pero se mezcla con la exigencia de que se trate al productor con el respeto que merece el trabajo forjado durante generaciones.















