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El discurso anticarne en los libros de texto de nuestros hijos

El discurso anticarne en los libros de nuestros hijos

Por Jorge Cocero

Un año más, con el inicio del nuevo curso escolar, han vuelto a ser numerosas las denuncias de padres, profesores e incluso centros educativos sobre el adoctrinamiento percibido en multitud de asuntos a través de sus libros de texto.

Entre algunas de esas quejas se encuentran las relativas a los aspectos que nos ocupan en nuestro sector: discursos en contra de la carne que promueven dietas veganas, textos que criminalizan a la industria cárnica en su conjunto y que ponen en el foco a los ganaderos como una de las actividades más contaminantes, etc.

Los libros de texto desempeñan un papel fundamental en la educación de nuestros niños, influenciando su comprensión del mundo y la sociedad. Por eso, me parece de una gravedad inmensa que se utilicen como un medio para manipular con perspectivas sesgadas sobre ciertos temas.

Si bien es cierto que existen preocupaciones sobre, por ejemplo, las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a algunas explotaciones ganaderas, que es un tema recurrente en muchos libros de texto, es importante también contextualizar esta información y reconocer los beneficios nutricionales, económicos y los esfuerzos que ya hace la industria para abordar estos problemas, porque es necesario que todo eso lo conozcan también los escolares para así tener un punto de vista más completo.

Ejemplos específicos

Concretamente, en uno de los libros de Geografía e Historia para alumnos de 3º de ESO de la editorial Vicens Vives se da casi por hecho que los animales criados en regímenes intensivos están viviendo en malas condiciones y ni siquiera se hace mención alguna a lo que significa el bienestar animal en cualquiera de estas explotaciones ganaderas.

Por no hablar de la parte en la que aluden a la contaminación generada por este tipo de ganadería, que crea “multitud de excrementos que no pueden ser aprovechados” como citan textualmente en una de sus páginas.

O en el libro de Biología y Geología para alumnos de 1º de ESO de la editorial SM, en la que se afirma, sin ningún tipo de duda, que para comer una manzana se utilizan 70 litros de agua para su producción y 50 litros en el caso de una naranja. Sin embargo, un vaso de leche necesita destinar 200 litros de agua para su producción y una hamburguesa 2.400 litros. Así sin más, sin añadir ningún otro dato.

El discurso anticarne en los libros de texto de nuestros hijos

Ante este tipo de afirmaciones y muchas otras denunciadas en otros libros, es normal que cualquier persona que las lea empiece a pensar que comer carne es totalmente dañino para el planeta, ya que no se realiza referencia alguna a todo lo que hace la industria por el bien de los animales o del reaprovechamiento de los purines generados en las granjas, por hacer referencia a los ejemplos extraídos de estos libros.

Una situación cada vez más extendida

Lo que no puede ser es que los libros que sirven para educar a nuestros hijos, no sean completamente objetivos sobre cada uno de los temas que tratan y resulta vomitivo que se aproveche la ingenuidad de la mayoría de sus lectores para introducirles ideologías tergiversadas a través de los elementos que únicamente deberían ayudarles a formarse.

Este problema cobra una dimensión aún más preocupante cuando se analiza en el contexto de la creciente ‘dictadura moral’ que parece estar imponiéndose en nuestra sociedad. Con este término me refiero a la imposición de un conjunto de valores, creencias y normas morales particulares sobre la población, que limitan de forma preocupante la libertad de pensamiento y la diversidad de opiniones.

Si esta ‘dictadura ideológica’, potencialmente peligrosa de por sí, se perpetúa intentando dogmatizar a los más pequeños, entonces entraremos en un punto de no retorno que nos llevará a un paradigma complicado de imaginar.

El discurso anticarne en los libros de texto de nuestros hijos

La educación de nuestros hijos es un asunto de gran importancia y debemos exigir que los libros de texto sean objetivos e imparciales pero, sobre todo, que ofrezcan una visión completa de aquellos temas que traten, puesto que eso facilitará a los estudiantes desarrollar habilidades de pensamiento crítico para que así elaboren sus propias conclusiones ante todo aquello que les rodea.

Sin embargo, cada año, y coincidiendo con el inicio del curso escolar, surge la misma polémica. Y lo peor de todo es que no parece que las instituciones hagan demasiado por ponerle freno. Y mientras tanto, cada vez más jóvenes con el discurso aprendido sobre lo mala que es la carne, lo asesinos que son los ganaderos y lo contaminantes que son las vacas.

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