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La peste porcina africana, un peligro global para el ganado y la seguridad alimentaria

Por Beatriz DeparesResponsable de contenidos de Cárnica

La peste porcina africana (PPA) sigue siendo una de las mayores amenazas para la ganadería mundial, con consecuencias devastadoras para la producción de carne de cerdo y la seguridad alimentaria global.

Esta enfermedad altamente contagiosa afecta tanto a cerdos domésticos como a suidos salvajes, complicando los esfuerzos de control y erradicación debido al ciclo epidemiológico que se ha establecido en la fauna silvestre. En el último informe de la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH) sobre la situación de la peste porcina africana (PPA), que abarca del 24 de agosto al 27 de septiembre de 2024, se reportaron un total de 46 nuevos brotes en cerdos domésticos y 71 en jabalíes, con un saldo de 38,140 animales perdidos. Desde 2022 se han notificado a nivel global más de 704.000 casos de PPA en cerdos domésticos y 21.600 en jabalíes, con más de 1.727.000 pérdidas de animales.

Impacto en especies en peligro de extinción

La propagación de la PPA no solo ha generado importantes restricciones al movimiento y comercio de animales, sino que también ha provocado una creciente preocupación por la estabilidad de los ecosistemas y la conservación de especies.

Según el último Informe sobre la situación de las enfermedades de la fauna silvestre de la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH), entre enero y junio de 2024, la PPA fue responsable de 2.863 brotes notificados en animales salvajes en 55 países y territorios. Esto la convierte en la enfermedad más extendida en la fauna silvestre.

El informe revela un impacto significativo en el equilibrio ecológico, ya que la PPA afecta a una de las 15 especies en peligro de extinción monitoreadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Un caso particularmente alarmante es el de los cerdos verrugosos de Visayas en Filipinas, una especie en riesgo de extinción. La muerte de 24 de estos animales ha encendido las alarmas sobre el impacto ecológico de la disminución de los suidos salvajes, cuya reducción no solo afecta a la biodiversidad, sino que también genera tensiones entre los depredadores que dependen de estos animales como fuente de alimento.

La IAAP: una amenaza creciente para la biodiversidad

Otra enfermedad destacada en el informe es la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP), que ha afectado no solo a aves domésticas, sino también a especies silvestres en peligro de extinción. Entre 2005 y 2023, la IAAP ha provocado la muerte y sacrificio masivo de más de 557 millones de aves de corral en todo el mundo. En 2024, se detectó por primera vez en la región antártica, lo que demuestra su creciente capacidad de propagación global.

La IAAP ha afectado a 13 de las 15 especies en peligro de extinción mencionadas en el informe, con casos preocupantes como la muerte de cinco espátulas de cara negra en Taipei Chino, cuya población se estima en tan solo 2.200 animales adultos. Otros ejemplos incluyen la muerte de 12 pingüinos burro en Sudáfrica, una especie endémica con una población estimada de 41.700 individuos.

Otras enfermedades que amenazan la fauna silvestre

Además de la PPA y la IAAP, el informe menciona otras seis enfermedades que han afectado a la fauna silvestre en todo el mundo, con un total de más de 3.800 brotes en 151 especies diferentes. El 10% de estas especies están clasificadas como en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo que subraya el impacto que estas enfermedades tienen sobre la biodiversidad y la conservación de especies.

La interdependencia de la salud animal y humana

El informe subraya la interconexión entre la salud de la vida silvestre, los animales domésticos y los seres humanos, destacando la necesidad de una mayor vigilancia y cooperación internacional para proteger tanto a los ecosistemas como a la industria ganadera.

A nivel global, se han identificado más de 3.800 brotes en la fauna silvestre en la primera mitad de 2024, lo que pone de relieve la urgencia de mitigar los riesgos asociados a la propagación de enfermedades como la PPA y la IAAP.

Ante ello, la OMSA insta a fortalecer las medidas de bioseguridad, la cooperación internacional y la implementación de políticas sostenibles para enfrentar esta amenaza que compromete no solo la salud animal, sino también la seguridad alimentaria y la biodiversidad mundial.

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