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Los etiquetados vacíos

Los etiquetados vacíos

Por Sergio Herrero

La industria alimentaria continúa su avance a través de diferentes vías en el desarrollo de los etiquetados, tratando que todas ellas se encuentren en plena sintonía con aquello que demanda el consumidor, o con lo que interpreta necesitar: este es el quid de la cuestión.

Como seguidores de tendencias alimentarias, nuestra forma de entender un concepto cambia a la par que interactuamos con él. Por ejemplo, un producto saludable no era entendido de la misma manera hace 20 años que ahora. El concepto se ha ido enriqueciendo de matices y significados mayores, que han hecho que a nivel de producto comencemos a trabajar en ideas cada vez más alejadas de aquello que definimos en un inicio.

Los etiquetados vacíos

De forma primaria, los fabricantes evolucionan desde unas líneas que obedecen al sentir del consumidor en un momento específico en el tiempo, esperando siempre que una determinada corriente se mantenga a lo largo de los años, evitando tener que dar un giro de timón de 360 grados. Construir una industria alimentaria según unas tendencias alimentarias implica el desarrollo de cambios significativos, por lo que cualquier modificación de la hoja de ruta podrá tener consecuencias en varios puntos de la cadena agroalimentaria.

Microtendencias y la transformación de los etiquetados

Necesitamos que las tendencias mantengan su esencia, aunque no siempre es así. De esta premisa surge la salida de ciertos productos del lineal, el cambio de otros y el surgimiento de nuevas propuestas muy diferentes.

Dicho esto, hemos de reconocer que, en materia de alimentación, no nos queda otra que estar preparados para adaptar los productos a las nuevas interpretaciones del consumidor, ser especialistas en incorporar modificaciones de tendencias, esas ‘microtendencias’ que de forma sumatoria implican que el producto pueda ser distinto en 2-3 años.

Los etiquetados vacíos

Tratemos ahora un tema muy influenciado por esas microtendencias, el de la etiqueta limpia.

Actualmente, el desarrollo de productos con un etiquetado limpio es, como poco, debate de las reuniones de desarrollo de producto de cualquier empresa, incluidas las del sector cárnico.

Una etiqueta limpia se ha asociado fuertemente con los siguientes conceptos:

  • Lista corta de ingredientes
  • Ingredientes naturales
  • Transparencia
  • Seguridad para el consumidor
  • Alta calidad
  • Ausencia de ingredientes/aditivos cuestionables

A priori, parecen ideas muy definidas que expresan de forma clara que quiere el consumidor, pero la realidad es que se sustentan sobre unas bases que, a día de hoy, no están del todo bien fundamentadas.

Etiquetados limpios y el dilema de ingredientes vs. aditivos

En primer lugar, un etiquetado limpio descarta cualquier número E, es decir cualquier aditivo, aunque pueda cumplir varias de las premisas que incluye el consumidor como deseado dentro del concepto etiqueta limpia: seguro para el consumidor, transparente, alta calidad y con posibilidad de formar parte de un etiquetado corto.

Desde mi punto de vista, el que un aditivo no pueda ser encuadrado como natural, no debe restar al resto de sus cualidades, ni mucho menos ser tratado por el consumidor como algo extremadamente nocivo para su salud.

Es muy positivo que poco a poco estemos incrementando en nuestros productos ingredientes de fuentes naturales, aunque es necesario disponer de tiempo para evaluarlos correctamente y conocer de forma rigurosa tanto sus beneficios como sus riesgos, al igual que se lleva haciendo con los aditivos desde hace muchos años.

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Los ingredientes naturales adaptarán su uso a lo largo de los próximos años, lo que nos dará la oportunidad de evaluar de nuevo qué queremos que entre dentro del concepto de etiqueta limpia: quizás se eliminen algunos ingredientes y se incluyan ciertos aditivos.

Sea ingrediente o aditivo, si desde una base científica su aplicación presenta incertidumbre tanto en seguridad alimentaria como en aspectos de calidad, es obligación del sector buscar alternativas si existen, o si no regularlos lo que sea necesario para eliminar esta incertidumbre.

Sostenibilidad en la cadena agroalimentaria

A este respecto, creo que debemos ser muy cautelosos con las opciones más radicales. Cuando algo nos provoca inseguridad o miedo, es humano tratar de eliminarlo de la ecuación. En materia de ingredientes y/o aditivos debemos ser más racionales, de nuevo hay que poner en la balanza los riesgos y beneficios de estos.

¿Una etiqueta limpia híbrida? Desde mi parcela profesional, me gustaría llegar a ver a un consumidor con un conocimiento más amplio de ingredientes y aditivos, capaz de volver a definir el ‘cuadro’ de la etiqueta limpia y, posiblemente, dar cabida a aditivos que ahora sólo queremos meterlos en una habitación y tirar la llave.

‘Limpiar’ las etiquetas de los productos es un objetivo que debe tenerlo siempre presente, pero no como una obligación, sino como una oportunidad que debe ser llevada a cabo en el momento adecuado.

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De un etiquetado limpio a uno vacío, que sería el extremo, puede meternos en un callejón difícil de salir.

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