Los debates sobre el porvenir del consumo de carne son cada vez más numerosos, lo que nos da una idea de lo complejo que está siendo definir hacía dónde irá esta categoría en los próximos años.
Encuestas que evidencian a un consumidor ávido de reducir su ingesta cárnica, alternativas emergentes que se postulan a romper culturas alimentarias milenarias, datos de mercado que muestran un consumo de carne sostenido en los próximos diez años…
Un futuro incierto
En definitiva, datos dispares que ponen de manifiesto la dificultad de los pronósticos y su relativa validez para tomar decisiones. Aunque el término ‘entorno VUCA’, en la mayoría de los casos, sólo le veo sentido para dar fuerza al ámbito marketiniano, creo que describe perfectamente el contexto en el que se desarrollan los actuales pronósticos del sector.
Volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.
La velocidad de la industria alimentaria aporta volatilidad.
Datos de mercado opuestos que nos sitúan en una incertidumbre “ligera”.
Una categoría con tantos años lleva implícita la complejidad.
Un consumidor cambiante que añade el ingrediente de la ambigüedad.
En este instante sólo visualizamos una neblina densa que nos dificulta intuir, al menos, las acciones clave para que el sector cárnico continúe prosperando. Creo que es algo que no debe preocuparnos ni, sobre todo, crearnos una inquietud que nos desvíe de nuestros planes trazados.
El futuro del sector se irá mostrando de forma gradual, dándonos el tiempo suficiente para maniobrar en consecuencia y aportar aquello que demanda el consumidor, consiguiendo al mismo tiempo que el sector no pare de crecer.
La evolución del sector cárnico es siempre factible, incluso cuando la población aumenta su espectro de consumo incluyendo productos antagónicos a la carne.
Lo que tenga que ser será… Sin embargo, debemos hacernos preguntas más específicas que nos den una foto fija de la “salud” de la carne y sus productos, en aras de tener claro los pasos a seguir más inmediatos.
¿El sector ha alcanzado su techo?
Por ejemplo, ¿el consumo de carne ha llegado a su punto de saturación? ¿la población ha llegado a su máximo de consumo de kg/año?
Una pregunta que me hace pensar que quizás, la cuestión no se encuentre en una más que hipotética disminución radical del consumo, sino en si hemos alcanzado un techo de cristal que podemos tocar, pero no romper.
El consumo de carne presenta una gran estabilidad en todos sus países insignia. Por un lado, indica la solidez del mercado, aunque, por otro, puede ser el anuncio de la proximidad del punto de saturación.
En el caso de Europa, varios países del norte y este de Europa están incrementando su consumo de derivados cárnicos a la par que atraviesan un crecimiento económico significativo. Esto no sólo es una buena noticia en términos de volumen, sino que nos pone en condiciones de alejar un poco este punto de saturación, como mínimo en Europa.
Industria resiliente
Estudios declarativos de gran validez dibujan un consumo de productos cárnicos muy presente en nuestra dieta semanal, encontrando determinadas culturas europeas con porcentajes importantes de hogares, cuyo consumo de carne se incluye varias veces a la semana o incluso en una frecuencia mayor.
En base a estos hechos ¿La ingesta de carne ha llegado a su máximo? Esto es algo imposible de confirmar siendo rigurosos, pero si es real que una categoría alimentaria, con tantos años de recorrido, se enfrenta a una mayor complejidad a la hora de obtener incrementos de mercado grandes y llamativos, sobre todo en volumen.
Tenemos la ocasión de transformar la variedad de productos que ofrecemos al mercado, camino que ya inició la industria tiempo atrás para que ya estemos viendo resultados de forma gradual.
Una diversidad de productos que avisa de un nuevo escenario de consumo cárnico diferente al actual. ¿Servirá para esquivar la saturación? Argumentos hay para pensar en esta posibilidad.
