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La familia Ramírez Camino ha sabido dejar de lado los problemas y rencillas personales para crear un grupo de restauración fuerte y rentable.

Abrasador, la historia de una familia que comenzó con un sueño

Por Miriam PérezDirectora del área Cárnica
Hay veces que eliges una empresa para contar su historia y no tienes por qué tener un criterio. A veces aciertas, otras no, pero en el caso de Abrasador, la historia merece ser contada porque reúne un caldo de cultivo con ingredientes que podían haber hecho que no sucediera. Algo se pudo ver en su aparición en el programa de televisión ‘El Jefe Infiltrado’, pero en nuestra sección ‘Historias de Elaborados’, tenemos el relato completo.

Diversidad de opiniones en una familia numerosa en la que mezclar el ámbito personal y profesional, apuesta por la diversificación de negocio sin experiencia o la crisis del Covid-19 que sacudió a la restauración… Elementos que en la sociedad ‘Carne y Parrilla’ han transformado en éxito, gracias al marketing, el entendimiento entre las partes y por qué no decirlo, un poco de suerte.

Más que un grupo empresarial

Abrasador, en su origen A-Brasa-Asador, es conocido entre los consumidores como una cadena de restauración que nació en el año 2000 y que actualmente cuenta con 38 locales asociados repartidos por toda España, a los que se les sumarán otros 10 en los próximos meses, y que tiene como plato estrella y principal, la carne de vaca o cerdo a la brasa.

Su facturación de 2023 ha sido de 3.628.391€ más 700.000€ del restaurante propio de la familia y el origen de todo. Conocidas las cifras, vamos a ponerles cara, descubriendo su origen de la mano de Julio Ramírez, socio cofundador de la marca.

Julio Ramírez Sanz junto a uno de sus hijos, Julio Ramírez, socio cofundador de la marca.

Madre, contigo empezó todo

Julio Ramírez Sanz, padre de 5 hijos entre los que se encuentran los fundadores de Abrasador, es un ganadero jubilado que soñaba con tener 200 vacas y que no solo cumplió su sueño, si no que lo superó con creces. Sin estudios superiores y con sus dotes de relaciones públicas, que le han caracterizado toda la vida y le han hecho llegar a ser la mano derecha de Vicente Patuel, empresario y marido de la presentadora Carmen Sevilla, comenzó su ganadería en Menasalbas (provincia de Toledo).

¿Y cómo? Pidiendo un crédito al director de una sucursal de banco que, aún no tenía nada que lo respaldara, confió en él y en sus ganas y se lo concedió. A partir de ese momento, la ganadería fue su vida y sacó adelante a una familia numerosa con la ayuda de su mujer Esperanza Camino.

Pero fue precisamente Esperanza la responsable de que (con un dinero que obtuvieron de la venta de una finca) la inversión fuera en el que sería el restaurante originario de la cadena. “Mi madre tenía claro que había que diversificar el negocio y no poner todos los huevos en la misma cesta”.

La matriarca de la familia decidió emprender un negocio sin experiencia, pero con ilusión y sabiendo que era lo mejor para los suyos. Y tras el éxito de ese restaurante, nació la sociedad ‘Carne y Parrilla’, dueña de la cadena, en la que participan, juntos pero no revueltos, tres de los hijos: Julio, en labores de Marketing y asesoramiento a los asociados, Esperanza en Administración y Mª Carmen en el departamento de I+D.

Pero ojo, que los dos restantes, no están muy lejos del negocio y más adelante entenderéis el porqué.

Abrasador, prueba y error

El éxito del restaurante llegó enseguida. Servían la carne de la ganadería familiar, que Julio padre elegía de sus terneras más preciadas. “Hacíamos cosas diferentes, le enseñábamos a la gente la trazabilidad, origen y fechas de la carne que se estaba comiendo y eso fue una de las claves de nuestro éxito. Teníamos toda la información, porque era mi padre el que la había matado”. Más directo del campo a la parrilla no puede ser.

Tras el triunfo del primer restaurante, que este año cumple su 30º aniversario, los hermanos decidieron ampliar su modelo de negocio y ofrecer franquicias a otros restaurantes. “Pero después de diferentes fracasos y a base de aprender sobre la marcha, nos dimos cuenta de que la adecuada era la figura del asociado, nuestra marca sigue presente, pero nos ahorramos dolores de cabeza y burocracias”.

La cadena de restaurantes se abastece de la carne de sus propia ganadería.

Además, desde hace un tiempo, los clientes pueden comprar en la tienda online la carne que prueban en los restaurantes. “Nuestra misión es mejorar la alimentación a través de la carne en la hostelería, tenemos la gran ventaja de que el feedback de consumidor final a productor es directo y podemos mejorar día a día”.

No todo el mundo puede ser restaurante Abrasador, se analiza cada caso de forma personal y minuciosa y una vez aprobado, se inicia una determinada formación a toda la plantilla que va a formar parte del mismo.

Y en todos los restaurantes de la cadena se sirve la misma carne que, hoy en día, proviene del ganado de los dos hermanos que faltaban en la ecuación, que no estaban dentro de la sociedad.

Una experiencia familiar completa

Los Ramírez Camino hablan claro en cuestiones de dificultades a la hora de trabajar en familia. “Ha costado tiempo y siempre desde el cariño y el respeto, al final cada uno hemos podido encontrar nuestro sitio potenciando lo que más nos gusta hacer y esa es la verdadera riqueza de la empresa”. Aunque reconocen que han necesitado consejos de diferentes profesionales y consultores para que “estén juntos, pero no revueltos”. Y si algo tiene claro es que “cuidamos de cada uno de los eslabones de nuestra propia cadena de empresa familiar para ser justos y que todo el mundo tenga lo que se merece”.

Además del restaurante, la sociedad familiar cuenta con una sala de despiece en la que se elaboran los productos. Su catálogo está formado desde lo básico, como pueden ser embutidos, hamburguesas o lotes para la barbacoa, hasta productos únicos como las ‘nuggets de ternera’, tatakis o pastrami. “Hacemos productos diferentes tanto en vacuno como en porcino, con identidad propia, que mezclan los sabores tradicionales con las nuevas tendencias”.

Redes Sociales, protagonistas de su día a día

Julio hijo, el narrador de nuestra historia, reconoce que él nunca quiso dedicarse a la ganadería, “me parecía muy dura” y buscando no desligarse de ella pero hacer algo que le gustara, decidió que el marketing y la consultoría serían su área de trabajo. Y así fue, no hay restaurante Abrasador que no tenga perfil en Instagram y no baje de los 2.000 seguidores.

Mucha gente vive pendiente de la bolsa, él no, su desayuno diario son las reseñas de Google y las diferentes plataformas en las que se recomiendan restaurantes. Conoce las cifras y las estrellas de memoria y sabe, que son la clave del éxito.

Algunos de los platos que pueden degustarse en los restaurantes Abrasador.

Además, cuentan con más de 8.000 suscriptores en su canal de Youtube, en el que se comparten recetas, consejos y sobre todo se hace comunidad entre sus restaurantes asociados.

Puedes seguir leyendo la entrevista completa en el nº 439 de la revista Cárnica.

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