La reciente detección de nuevos focos de influenza aviar en España ha reavivado la preocupación en el sector avícola. En este contexto, el secretario general de AVIANZA, Jordi Montfort, recuerda que la bioseguridad estricta en granjas es la herramienta fundamental para prevenir contagios y contener la propagación del virus.
Medidas clave en granja
Según Montfort, estas medidas incluyen desde el control de accesos y la desinfección de calzado y ruedas. También se debe usar ropa exclusiva para la granja, además de la separación física de aves silvestres y la limpieza y desinfección periódica de instalaciones. También se exige un registro riguroso de movimientos de animales, además de la vigilancia activa y la notificación inmediata de cualquier sospecha a los servicios veterinarios oficiales.
Mayor rigor en los últimos años
Las exigencias de bioseguridad se han intensificado recientemente con protocolos más detallados, registros digitalizados y un mayor control de las naves y de la cadena logística. La experiencia de temporadas previas y las recomendaciones europeas han impulsado medidas como confinamientos temporales, ampliación de zonas de vigilancia y una respuesta más ágil ante brotes en zonas cercanas.
Riesgo desde las aves silvestres
Montfort recuerda que el virus está presente de forma natural en aves migratorias, lo que obliga a extremar la precaución en granjas al aire libre. En estos casos, la prevención es más exigente para reducir al mínimo el contacto con fauna silvestre.
Formación y colaboración público-privada
El sector, en colaboración con administraciones, ofrece formación específica a ganaderos y personal de explotaciones, con guías técnicas, jornadas y manuales de actuación. El objetivo: que el productor pueda detectar con rapidez cualquier signo de enfermedad.
El secretario general de AVIANZA subraya además que la colaboración público-privada resulta clave para reforzar la vigilancia en áreas de paso migratorio y zonas sensibles como Doñana, donde deben coordinarse las medidas de conservación y las productivas.
“Con unas medidas adecuadas de bioseguridad, el riesgo puede mantenerse bajo control. La rapidez en la notificación y la prevención son las mejores garantías para la salud animal y la continuidad de la producción”, concluye Montfort.