La sostenibilidad integral es la herramienta clave con la que la ganadería va a poder dar respuesta a las demandas de los consumidores, “cada vez más preocupados por compatibilizar su estilo de vida con la realidad medioambiental”. Así lo ha manifestado el director de INTERPORC, Alberto Herranz, en su intervención en la jornada ‘Requisitos medioambientales y actualidad de las explotaciones de porcino de capa blanca’, organizada por el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Castilla y León y Cantabria.
Herranz, ha explicado que “la sostenibilidad engloba los aspectos económicos, sociales y medioambientales”, áreas en las que “el sector porcino español está trabajando en su día a día y que son a su vez sus principales fortalezas”.
En el aspecto económico, el director de INTERPORC ha apuntado que el sector porcino “ha sabido crecer de manera sostenida, paulatina y constante tanto en volumen de negocio como en exportaciones”. Los datos, ha matizado, hacen del porcino “un sector clave en la producción final ganadera, donde representa el 42,6 %; en la producción agraria, el 16 %; en el PIB industrial, en el que representa más del 9 %”.
En lo que se refiere al área medioambiental Herranz ha señalado que el sector porcino está fuertemente comprometido con el entorno en el que desarrolla su actividad, “y lo podemos demostrar con datos, ya que en los últimos 15 años el sector ha reducido en más de un 40 % sus emisiones GEI y continuamos avanzando con el objetivo de alcanzar un impacto climático neutro antes de 2050 en consonancia con lo establecido en el Pacto Verde Europeo”.
Por último, en cuanto a los aspectos sociales se ha referido a las nuevas demandas de los consumidores, especialmente en materia debienestar animal, en la que el sector porcino “va mucho más allá de lo exigido por la normativa”. En este aspecto, se ha referido al sello ‘Compromiso Bienestar Certificado’ como uno de los “mejores referenciales del mundo porque no solo avala las mayores garantías en bienestar animal, sino que además cuenta con la participación de todos los implicados en el bienestar animal incluidas las organizaciones de protección y defensa de los animales”.
El sello, ha concluido, “beneficia tanto al productor como al consumidor, otorga transparencia respecto al trabajo realizado en todos los eslabones de la cadena, garantiza la evaluación del 100 % de los animales y mejora la competitividad, entre sus numerosas ventajas”.
