La Asociación Portuguesa para la Defensa del Consumidor (Deco) ha recomendado a los consumidores de ese país que no consuman carne picada tras publicar un estudio en el que ha analizado las condiciones de conservación e higiene de la carne picada en 26 establecimientos de todo tipo, desde carnicerías de calle a mercados y grandes superficies.
La Deco incluso sugirió al gobierno que prohibiese su venta, pero ésta medida fue descartada por el secretario de Estado de Alimentación e Investigación Agroalimentaria, quién pese a manifestar sus dudas sobre la metodología empleada, sí recomendó a los consumidores que pidiesen que, al comprar carne picada, ese proceso se realizase en ese momento y delante de ellos.
Los resultados del estudio demostraron irregularidades en 23 de los 26 puntos de venta analizados. Entre las más habituales, el uso de sulfitos (aditivos prohibidos para mantener el color de la carne); la conservación a temperaturas más elevadas que las autorizadas; mezclas de otras carnes como por ejemplo aves; y, en pocos casos, bacterias potencialmente patógenas.
