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Almudena Villegas, doctora en Historia de la Alimentación: “Nos están conduciendo hacia el abandono del consumo de la carne”

Por Miriam PérezDirectora del área Cárnica

La semana pasada se presentó la Cátedra Interuniversitaria de Nutrición, Salud y Sectoragroalimentario, creada entre la Fundación Ortega-Marañon, la Fundación Asaja y el Foro Interalimentario. En el acto contaron con la presencia de Almudena Villegas, autora del libro ‘La amenaza de la alimentación’. Villegas es Doctora en Historia por la Universidad de Córdoba y hemos querido charlar con ella unos minutos para seguir profundizando en nuestra sección de ‘Carne y Salud‘.

La escritora lleva años investigando sobre la historia de la alimentación y los beneficios para la salud de productos protagonistas de la dieta mediterránea como es el caso de la carne. Entre otros cargos, es miembro de la Real Academia de la Gastronomía y profesora de la Universidad de Córdoba.

El abandono de los españoles de la dieta mediterránea, los problemas de salud que acarrea el consumo de insectos o por qué triunfan las ideas contrarias al consumo de carne a través de la manipulación de las emociones, son algunos de los temas tratados… Esto es lo que nos ha contado:

Pregunta. Pues las primeras preguntas están relacionadas con el título de tu libro, “La amenaza de la alimentación”, nos parece una total declaración de intenciones… ¿para qué o quién supone una amenaza? y si ¿es la carne una amenaza para la alimentación?

Respuesta. El título del libro responde a una preocupación que tenemos todos y que afecta a la sociedad del s. XXI. Es que la alimentación es nuestro pasaporte para una buena salud, para la vinculación de las personas en torno al patrimonio aportado por la dieta mediterránea y a nuestra propia historia. Hay un desafecto generalizado por la dieta mediterránea,  a pesar de que hablamos constantemente de ella. Por diversas circunstancias los españoles estamos abandonando su práctica: la falta de tiempo, las dificultades de la vida corriente y una gran oferta de platos preparados están propiciando que se deje de cocinar.  Es decir, la dieta mediterránea es una forma de vivir altamente saludable que está desapareciendo de nuestras cocinas, y con su olvido perdemos salud, patrimonio, vinculación histórica y autenticidad.

Participantes en el evento de presentación de la Cátedra

Entonces todo eso confluye en que la alimentación tradicional esté verdaderamente amenazada o que nos amenace un tipo de alimentación que se está tratando de imponer y que es infinitamente peor para nuestra salud, para el paladar y para nuestro brillo.

“La dieta mediterránea es una forma de vivir altamente saludable que está desapareciendo de nuestras cocinas”

P. ¿Respecto a la amenaza de la carne para la alimentación?

R. Esta es una de las cuestiones clave, porque resulta increíble que se impulse el abandono del consumo de una de las primeras fuentes de proteína de alta calidad. Mire, como seres vivos, la carne nos ha traído hasta aquí, llevamos consumiéndola desde los orígenes de la humanidad, ha formado ¡e impulsado! parte de nuestra evolución, como una gran palanca, aumentando incluso el rendimiento y nuestras capacidades. La carne es un magnífico producto, saludable y necesario, nos ayuda a reconstituir nuestras fuerzas, y al consumirla podemos decir que se comporta como diminutos ladrillos  que regeneran nuestro cuerpo, que crea hemoglobina y que nos ayuda a mantener y reparar el organismo.

No solamente es un producto delicioso y tiene mil formatos y preparaciones, es un producto saludable y necesario. El ser humano es omnívoro, y no solo puede, debe consumir productos de origen animal, que por cierto, en España se trabajan muy bien. Nuestro mundo rural, y las industrias vinculadas desde la producción hasta los canales comercializadores son un modelo de buen hacer.

“La alimentación es nuestro pasaporte para una buena salud”

Es incomprensible que se esté intentando modificar ese patrón de consumo de carne, con el interés evidente de reconducirnos hacia el consumo de otros productos de calidad proteica muy inferior. Que son incluso perjudiciales; fíjese, llevamos comiendo carne desde el Paleolítico, es decir, desde hace cientos de miles de años forma parte de nuestra dieta, y esta es la garantía de que la carne es adecuada para nuestro desarrollo. Es segura, saludable, repara y regenera el organismo. Sin embargo, desconocemos cómo puede influir en nuestra salud, no en varias generaciones, sino a corto plazo el consumo de alimentos con los que se pretende sustituir la carne.

“La alimentación tradicional esté verdaderamente amenazada”

P. En tu libro aparece un decálogo de 10 ideas que se están estableciendo en la sociedad y que ir en contra de ellas, parece un gesto heroico. Por ejemplo, ‘comerás menos proteína animal y virarás hacia los vegetales’. No sé si este es el futuro que nos espera…

R. El futuro no está escrito. Nosotros somos los protagonistas ¡escribimos el futuro! de ahí la presencia de este libro, que se lee en un rato, porque no es muy largo. Con esta obra quiero que se motive la reflexión en la sociedad, podemos revertir lo ocurrido, rebelarnos y ejercer el espíritu crítico. Después de su lectura me gustaría que la gente mirara con otros ojos su dieta, que observara detenidamente lo que compra en el supermercado, lo que come en la calle y lo que cocina cada día, y que sea consciente de que lo que nos ofrecen no siempre es bueno para nuestra salud. Volvamos a retomar hábitos que hemos practicado durante milenios, que nos han ido muy bien, y ahora sabemos mucho más de ellos, podemos hacerlo todavía mejor. Hay un problema de fondo, con un interés evidente a inducirnos hacia una alimentación más deficiente, y esto es fácil de entender: personas más débiles constituyen una sociedad más fácilmente manipulable.   

“Resulta increíble que se impulse el abandono del consumo de una de las primeras fuentes de proteína de alta calidad”

Los vegetales son fantásticos, hay que consumir vegetales, frutas, aceite de oliva virgen extra, frutos secos y multitud de productos más ¡en España tenemos una oferta fabulosa! Incluso le diría que la mejor de toda la historia. Esto no se trata de que un producto sea malo y otro bueno, más bien va de que los productos naturales deben conformar nuestra alimentación, en equilibrio en una dieta armónica y un estilo de vida activo y vinculado con la naturaleza.

Esta alimentación forzada a la que nos encaminan a base de productos que nunca han estado en nuestra dieta es un auténtico disparate. Es evidente que hay un interés en la promoción de esos cambios radicales, en el abandono de patrones saludables y patrimoniales. En este cambio de interés tan radical hay alguien que está jugando con nuestra vida, nuestra salud y nuestra economía y forma de vida. Este libro es una crítica a esto que está ocurriendo, un intento de que la gente abra los ojos y una incitación a la rebeldía. En él ofrezco reflexión, buena información, y la liberación del marketing y las modas. Hay gente que está siendo convencidos por argumentos fantásticos y a la vez engañosos y una vez convencidos, se convierten en prescriptores con altavoz.

“La carne es un producto delicioso y tiene mil formatos y preparaciones”

P. ¿Y qué o quién crees que está detrás de estas campañas anti carne?

La verdad es que lo desconozco, pero sí que es cierto que si hay un interés en algún tema, debemos analizar quién se ve beneficiado. Nos están conduciendo hacia el consumo de productos preelaborados, hacia la gastrificación, con elaboraciones de quinta y sexta gama, y esto es un problema serio. Porque por una parte desvincula la mesa, la buena gastronomía del territorio, del sector agropecuario, del mundo rural. Muchos niños no han visto en su vida una gallina, y esto supone una barrera en su alimentación, la separación de la vida ordinaria del mundo natural nos conduce hasta aquí. A creer una fantasía en la que las vacas, las aves o los cerdos se humanizan en vez de formar parte de la dieta. Con este libro trato de animar a la gente a que se rebele, a que vuelva a poner en práctica la dieta mediterránea, la clásica, la que llevamos comiendo miles de años, porque la cuestión no es adelgazar, es vivir sanos.

P. Precisamente con tu formación de nutricionista, historiadora y experta en nutrición… Entiendo que no crees que productos como los insectos o otro tipo de proteínas puedan sustituir el papel de la carne que ha jugado durante toda la vida en la historia del hombre.

R. Soy totalmente contraria al consumo de insectos. Los informes que emitió en su momento AEOSAN sobre la introducción en la dieta de insectos, larvas y gusanos, es demoledor: son peligrosos, transmisores incluso de virus desconocidos, alergias, contaminaciones, bacterias y priones que ponen en peligro la salud y la vida. Los insectos portan una microbiota que puede ser altamente patógena, y algunas de ellas pueden sobrevivir a los tratamientos tecnológicos industriales y terminar enfermando gravemente a los consumidores. Además, la quitina que compone su exoesqueleto no se puede digerir, e impide la absorción de las proteínas del insectos. Son una auténtica paradoja y un gran peligro ¿De verdad vamos a cambiar las deliciosas, seguras y completas carnes por productos que nos van a conducir hacia el peligro de nuestra vida? Es una auténtica locura, y se hace necesario hablar claro y poner el dedo en la llaga, que es lo que hago en “La amenaza de la alimentación”.  

Se está manipulando muy hábilmente a esta sociedad a través de las emociones, y estas no son el mejor mecanismo de toma de decisiones saludables. Es fundamental tener muy clara la importancia del consumo de proteínas animales -carne, leche, pescado, huevos- en su justa medida y equilibrio. Y valorar el esfuerzo del sector cárnico por poner a nuestra disposición este magnífico grupo de alimentos entre los que podemos encontrar variedad, sabores diferentes, para todos los gustos y momentos. Fíjate que incluso se ha manipulado el lenguaje, el sentido común se ha abandonado, y las técnicas de marketing para dañar la reputación del primer alimento para nuestra salud han hecho un trabajo impresionante y perverso contra el que es necesario reaccionar. Se ha creado un estado de la cuestión absurdo y falaz, con el uso de un lenguaje ambiguo y rasposo, por ejemplo, siendo las proteínas de las legumbres un ingrediente importante en nuestra dieta, jamás, jamás podrán competir con la proteína de altísima calidad de la carne. Simplemente porque su cadena es incompleta, les faltan aminoácidos en relación con la carne, debido a que su origen es vegetal. Lo mejor para la dieta es consumir ambas, no prescindir del consumo de proteína animal y hacer una dieta variada, en cantidades suficientes y no excesivas.

Además, es una falacia, si nos da pena comernos una vaca porque es un ser vivo, el gusano también es un ser vivo, se cría hacinado y en granjas incomparablemente peor tratadas.

Se está manipulando muy hábilmente a esta sociedad a través de las emociones

P. Pero tiene menos marketing…

R. Exacto. Todo esto es un disparate, no solamente yo misma como carne, sino que hay que animar a la gente a consumir carne de buena calidad, que nos va a mantener mas fuertes, despiertos y saludables. Por qué el organismo se regenera y se cura gracias también al consumo de carne, a esa la vitamina B6, que no tienen los vegetales o al hierro fácilmente asimilable, y a su capacidad de fortalecimiento del sistema inmunológico.

“Es fundamental tener muy clara la importancia del consumo de proteínas animales”

P. Dentro de la gran labor de investigación que has realizado, ¿qué futuro crees que le espera a la alimentación del ser humano y cómo crees que se va a seguir la relación con la carne?

Pues mira, porque me preocupa, he escrito ‘La amenaza de la alimentación’. Hay que proporcionar argumentos bien fundamentados porque creo que la gente es lista y que la sensatez se terminará imponiendo. Aunque te confieso que me preocupa que lleguemos a un mundo tan insensato en el que en un determinado momento sea demasiado tarde para entrar en acción. Tendremos que esforzarnos para comunicar adecuadamente a la sociedad los beneficios  del consumo de carne y los problemas del consumo excesivo de alimentos elaborados. El futuro está en nuestras manos, y aunque vamos por el mal camino, aún podemos cambiar el rumbo. Estamos a tiempo. El mensaje es preocupante, pero también es de esperanza: estamos a tiempo, esforcémonos.

 P. Antes te preguntaba por quién crees que está detrás. Y ahora para acabar me gustaría hacer una reflexión contigo sobre la razón del éxito de estas ideas entre la gente. ¿Realmente las empresas detrás del consumo anti carne han ganado la partida en materia de comunicación?

P. Es una explicación perfecta, en realidad, es visible a poco que uno se esfuerce un poco en investigar lo que hay detrás. Vivimos en medio de una gran campaña de marketing, en una especie de Gran Hermano absurdo y extraño, en el que los mensajes carecen de sentido común. A veces leo las noticias por la mañana y no me lo creo, vivimos en una auténtica distopía, y es evidente que quienes están detrás lo están haciendo muy bien. Por qué están animando a la población a usar sus emociones como guías, en lugar de usar la razón. Margaret Thatcher lo tuvo muy claro, decía que la población guiada por las emociones, es una población manipulable y frágil.  Si apelamos a la razón, en definitiva es posible que podamos revertir esta tendencia, por cierto una capacidad de razonar que nació en el mundo mediterráneo, con los filósofos griegos.

La gente no es tonta, pero vamos a proporcionarles buenos argumentos, vamos a contarles la verdad, con honestidad y bien refutada.

“Vivimos en una especie de Gran Hermano absurdo y extraño, en el que los mensajes carecen de sentido común

P. Pero esto, ¿tendría que ser un aliciente para la industria cárnica, para intentar hacerlo igual de bien en esta materia, no?

R. Absolutamente. Por mi parte soy una historiadora que conoce la nutrición y que observa el lio en el que nos hemos metido, estamos inmersos en un problema asombroso que jamás había sucedido en la historia. Lo que no podemos hacer, aunque seamos un sector muy establecido, con mucha antigüedad o con mucha solera, es decir: “nos quedamos aquí porque esto no nos gusta”. No, señor. Hay que ponerse a la altura del mundo, usando los canales necesarios para demostrar cuál es el problema de otras industrias, para vincular los esquemas de salud con la dieta tradicional, con la gastronomía de buena calidad y con el sector productor español. Les animo a que utilicen estos canales que están a nuestro alcance, porque la gente ya no ve la televisión, ve Instagram o Tik Tok, y es posible que esto no nos guste, pero es la verdad. Y por eso hay que contar muy bien todos esos argumentos para comer de otra forma, para consumir carne, para revivificar una dieta que nos va a proporcionar vigor. Porque al final, la dieta se compone de esas partes en armonía, pero hay que contarlo bien, así alejaremos de una vez por todas ese absurdo bien empaquetado.

La alimentación está siendo atacada por muchos frentes. Y no es banal, que uno de esos frentes sea el frente de la tradición, del patrimonio. Porque claro una población mal alimentada que pierde sus raíces se maneja mejor. Fíjate, que a lo largo de la historia es raro que la gente cambie de alimentación, siempre se trata de mantener la historia a través de la alimentación. Un caso singular es el de los judíos, reviviendo su propia historia a través de sus tradiciones alimentarias.

Si hay interés en que comamos productos preelaborados, de escaso valor nutricional, homogéneos e iguales en todo el mundo, debemos rebelarnos. Decir no, libremente y con argumentos. Quieren vendernos una fantasía ecológica y el campo no es una fantasía, es muy necesario y tenemos que vincularlo directamente con la mesa. Y eso es lo que tenemos que hacerle saber al consumidor, que su vida, su salud y su historia están en sus manos. Y que entre todos podemos revertir los cambios.

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