Esta semana nos volvemos a echar a la carretera y nos dirigimos a Salamanca para conocer al comercio detallista de carne mejor valorad de nuestro ranking de carnicerías, que cada martes elaboramos con el apoyo de Carpisa.
Exactamente ponemos la mirada en Peñaranda de Bracamonte, para conocer a La Carnicería de Salamanca y a sus dueñas, Estefanía y María. “Las niñas”, como las llamaban los clientes, son ahora las encargadas de sacar adelante un negocio con mucha historia, pues en su familia la pasión por la carne es centenaria. Ahora son ellas las que han asumido la responsabilidad de seguir llevando la pasión familiar a lo más alto. Vamos entonces a conocer un trocito de su historia.
Un legado que atraviesa generaciones
Ellas crecieron literalmente entre mostradores, cajas y cuchillos, “siempre siendo las niñas de la carnicería”, como recuerdan. Su padre, Guillermo, era el dueño de la tienda y cada vez que podían ayudaban en el negocio familiar. “Como todos los hijos de carniceros, al final echas una mano en verano, en navidades… Yo, por ejemplo, he trabajado en televisión y para mi las navidades eran sagradas, tenía que estar en la carnicería porque es el momento más feliz del año para la familia en general”, nos cuenta María.

Pese a ese vínculo tan profundo, ninguna de las dos hermanas, tenía pensado continuar con el negocio familiar. María estudió periodismo y Estefanía, administración y dirección de empresas. Incluso María afirma “mi padre no nos quería enseñar nada del negocio” queriendo siempre lo mejor para sus hijas que habían trabajado para formarse.
La digitalización que comenzó por estética
El salto hacia el mundo online nació casi por casualidad. María, que también había estudiado diseño gráfico, decidió crear una página web nueva, porque la anterior no les convencía. El proyecto ha avanzado despacio a lo largo de varios años, hasta convertirse en una página web muy completa a día de hoy.

El verdadero cambio llegó con el confinamiento. Pasaron de recibir apenas unos pocos pedidos al mes a situarse en la primera página de Google en cuanto a “carnicería online”. De repente, la web explotó. Ambas hermanas dejaron sus respectivos trabajos y volvieron a Salamanca para ayudar en la carnicería, “el confinamiento fue la época de más trabajo de nuestra vida, fue brutal”, nos cuenta María, “Por un lado era horrible” haciendo referencia a la situación tan complicada que atravesó el país, “pero por el otro lado, a nivel trabajo, estábamos trabajando más que nunca”.
Productos estrella y crecimiento medido
En la tienda online, “los productos más vendidos son, sin duda, los rellenos de Navidad, debido a las fechas en las que nos encontramos, y los cachopos”. El negocio crece cada año, siempre “muy poquito a poco”, porque su prioridad no es hacerse virales ni multiplicar ventas, sino “fidelizar a quienes llegan nuevos”, nos cuenta María. De hecho, mantienen clientes fijos desde el confinamiento.
Reconocen que un crecimiento repentino podría haber sido contraproducente: “Si hubiéramos empezado vendiendo lo que vendemos ahora, habríamos cerrado, porque no habríamos podido asumirlo”. Desde luego, tienen una filosofía muy clara: ir despacio, asegurar cada paso y cuidar el boca a boca.
El golpe inesperado y la decisión de continuar
En agosto de 2020, en pleno auge de la actividad, falleció su padre. Para ellas fue un golpe devastador: “Era el corazón del negocio, de la familia y de todo”. Lo que había empezado como un apoyo temporal por parte de ambas se convirtió en una decisión definitiva: seguir adelante con la carnicería al cien por cien. La web, inaugurada el 1 de mayo de 2019, cumplió por fin su propósito un año después, pues como dice María “A nosotros la pandemia nos pilló con los deberes hechos”.
María nos confiesa que la clave del éxito en el negocio que comparte junto a su hermana Estefanía, está en mantener el trato familiar y trasladarlo al mundo digital, donde el cliente suele sentirse como un número más. Ese “cariño” y esa atención personalizada son hoy su sello diferenciador. “Queremos dar ese trato familiar que damos en la carnicería a nuestros clientes de la web, y eso hoy en día es complicado, porque al final todo el mundo está acostumbrado a ser un número”
La web como motor del negocio
Aunque su establecimiento físico en Peñaranda de Bracamonte funciona muy bien, su foco principal está en su web, donde ofrecen envíos en 24 horas a toda España. El reconocimiento del público también es notable: su puntuación es de un 4,9 sobre 5 y acumulan 849 de reseñas.
El periodismo dentro de una carnicería
Paradójicamente, la formación en periodismo no quedó atrás, porque curiosamente, María nos cuenta que nunca se ha sentido “más periodista” que ahora, trabajando en la carnicería familiar. Tras años como redactora en programas como Supervivientes o MasterChef, nos confiesa que en este negocio ha encontrado un sitio donde unir todas sus habilidades: edición de vídeo, locución, redacción, diseño y comunicación.
Actualmente tienen una newsletter “que leen como unas 5.000 personas”, además de contar con un Instagram muy activo donde acumulan 17,2 seguidores y un feed muy elaborado.
Nuevas instalaciones para una nueva etapa
La antigua carnicería de Salamanca llegó a quedarse pequeña para la demanda actual. Su padre, al que nos describen como “muy ambicioso”, había preparado una infraestructura en Peñaranda “la tenía preparada para montar una industria”.
Ahora, ellas han heredado esa mentalidad emprendedora y gracias a esa aspiración que tenía Guillermo, ya no se ven obligadas a cerrar la web en temporada alta, como sucedió el 15 de diciembre del año anterior, cuando tuvieron que frenar los pedidos por falta de capacidad.

Hoy buscan crecer, pero sin prisas “estamos intentando crecer, pero lo dicho, poco a poco y sabiendo hasta donde. Preferimos portar los pedidos para dar un buen servicio que sobrepasarnos”.
Reconocimientos y premios
En materia de premios, han recibido varios reconocimientos mediáticos por su trabajo en comunicación. El más especial para ellas es el otorgado por los empresarios de Salamanca: el premio a Empresa Innovadora, un galardón del que se sienten “orgullosísimas” por provenir del tejido empresarial local.
De hecho cuando recogieron el premio, una parte su discurso se lo dedicaron a Mª Paz y Guillermo, sus padres: “Mis padres no querían que trabajáramos en la carnicería, porque era muy sacrificado. Entonces nosotras lo que hemos intentado ha sido aplicar lo que hemos aprendido mientras nos formábamos, para mejorarles la vida. Ya que a ellos les ha costado muchísimo esfuerzo, pagarnos la carrera”. Además también ha querido mencionar como le reconforta que su padre pudiese ver como creció el negocio gracias a lo que ellas aplicaron: “Esto mi padre si lo vio, y eso me reconforta bastante, pero la idea era ayudarles a ellos”

Respeto por el oficio y por quienes sostienen el pequeño comercio
Cuando terminaba la entrevista, María quiso demostrar la admiración que siente por los empresarios pequeños y los autónomos que, igual que su familia, han sostenido el comercio local. “Son respetos a toda esta gente que es la que levanta el país”. Y añade “especialmente por aquellos que deben enfrentarse a la competencia de las grandes superficies”.
Aun así, reconoce que no quiere caer en discursos vacíos sobre motivación empresarial, y confiesa que emprender es extraordinariamente duro. “Puedes decir que si quieres lo consigues, pero la realidad es que cuesta muchísimo trabajo crecer un poquito”.














