Se dice que el ser humano tropieza varias veces con la misma piedra, pero en el caso del sector porcino español, no ha sido así. Hace 31 años, la PPA causó grandes estragos en nuestro país: pérdidas económicas, sacrificios masivos… Y desde entonces, los profesionales no sólo se han puesto las pilas en el término que lo está marcando todo hasta el momento, que es la bioseguridad, sino que son ejemplo para el resto de países también en materia de calidad y forma de trabajar.
Es cierto que la situación en aquella época era muy distinta. “Hace 31 años el sector era deficitario”, por contextualizar y conocer la evolución que ha habido en estas tres décadas, hemos querido hablar un rato con Manuel García, actual presidente de INTERPORC, que vivió en primera persona la situación, ya que, por entonces, trabajaba en una empresa ganadera extremeña.
Con él, hacemos un análisis de similitudes y diferencias, respecto a cómo el sector se está enfrentando a la PPA, a la que de momento y gracias a “los grandes esfuerzos en bioseguridad”, no ha pasado de los jabalíes.
Internacionalización, gestión entre Administraciones y sector, la regionalización en China… han sido varios los temas tratados, pero el presidente de INTERPORC ha querido dejar claro en el inicio de la entrevista la siguiente reflexión:
“Quiero transmitir un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía: los productos derivados del cerdo en España son completamente seguros para la salud humana y están sujetos a estrictos controles sanitarios veterinarios, por lo que no hay riesgo de productos contaminados”.
Sobre la posible vía de contagio de la peste porcina, podría darse de manera excepcional, por ejemplo, si alguien traslada un producto contaminado desde otros países de Europa, aunque esto está prohibido y sujeto a control. También podrían influir prácticas antiguas como matanzas domiciliarias y la contaminación indirecta de jabalíes a través de restos de alimentos en contenedores. En cualquier caso, estas situaciones no afectan la seguridad alimentaria de los productos cárnicos españoles, que siguen siendo 100% seguros”.
Ahora sí, comenzamos la entrevista:
Pregunta (P). Hace 30 años viviste la primera crisis de la PPA en España. La situación era completamente diferente a la actual y el sector no estaba igual de preparado. ¿Por qué podemos estar más tranquilos hoy?
Respuesta (R). Debemos estar ocupados y preocupados, pero no nerviosos. Podemos estar tranquilos porque el sector porcino español es tremendamente profesional y aprende de la experiencia acumulada día a día.
Contamos con los mejores profesionales: veterinarios e ingenieros que aplican todo su conocimiento para garantizar la seguridad y calidad de la producción. Esto ha funcionado: hemos estado 31 años sin peste africana, lo que demuestra que las medidas aplicadas entonces fueron efectivas.
Hoy las granjas cuentan con medidas de bioseguridad avanzadas:
- Cerramientos sanitarios dobles para separar zonas limpias de zonas sucias
- Pediluvios y arcos de desinfección para vehículos
- Duchas y vestuarios con ropa limpia y desinfectada
- Acceso controlado: no se puede entrar con ropa propia
El reto actual es la cabaña salvaje, especialmente los jabalíes, cuya población ha crecido. Este problema se abordará después de erradicar el foco de la enfermedad.
Lo primero es dar tranquilidad a la población y generar confianza: las administraciones competentes están realizando un trabajo muy bien hecho.
Con trabajo eficiente y algo de suerte, es posible encapsular el foco en Cataluña y, después, evaluar medidas para controlar la población de jabalíes, que representan un riesgo sanitario al entrar en ciudades y contenedores.
Prioridad absoluta: primero erradicar el foco y no mover animales antes de tener la situación completamente controlada.
P. ¿Cómo fue vivir aquel momento en primera persona?
R. Soy extremeño, natural de Almendralejo y trabajaba en una empresa ganadera de Extremadura que contaba con muchos animales. En aquella época, hace 35 o 40 años, Extremadura tenía, y sigue teniendo, una gran cabaña salvaje y un sistema de explotación extensiva de cerdos ibéricos sueltos en el campo y por lo tanto, en contacto con la fauna salvaje. Estas circunstancias hicieron que fuese tremendamente difícil de controlar y de erradicar y además, que las instalaciones en aquella época no tenían las medidas de seguridad que tienen hoy.
Pero a pesar de todo esto, logramos erradicar la enfermedad, aunque no fue inmediato. Es más, para que España pudiera abrirse al mercado internacional y ser declarada libre de PPA, fue necesario sacrificar parte de lo animales del territorio nacional, principalmente todo el suroeste español.
P. ¿Cómo fue el proceso de focalización y erradicación?
R. En esa zona se creó lo que llamamos la línea roja, la famosa raya que dividió España en dos: por un lado, la zona intensiva, donde se concentra la mayor parte del porcino blanco; y por otro, la raya roja, donde quedaba el porcino ibérico, sujeto a ciertas restricciones y en contacto con la cabaña salvaje. Esta línea coincidía aproximadamente con la carretera nacional 630, que atravesaba Castilla y León, parte de Extremadura y llegaba hasta Andalucía y Cádiz.
Erradicar la enfermedad en estas zonas llevó más tiempo, porque era más difícil debido al contacto con la fauna salvaje. Pero finalmente, también se consiguió. Todavía quedan algunos de los veterinarios que lucharon en aquella época, con gran conocimiento y experiencia, y que continúan activos. Los seguimos utilizando para valorar y aplicar sus conocimientos.
P. ¿Tiene algo que ver la situación actual, salvando las diferencias ya comentadas?
R. No. Hoy, la situación es más sencilla. Cada momento histórico tiene su complejidad y sus métodos, pero para la ganadería intensiva, que es la mayoritaria en España y especialmente en la zona donde se ha declarado este primer foco, ahora es más fácil manejar la situación. Tenemos más conocimiento, más profesionales capacitados y nuestras poblaciones de cerdos son muy seguras desde el punto de vista de bioseguridad.
P. Y entiendo que aparte del tema de la bioseguridad.. a nivel comunicación y coordinación entre instituciones y empresas, también se ha mejorado ¿no? Podemos decir que se venía con la lección aprendida.
R. Se ha mejorado mucho. Las relaciones institucionales son buenas, las Administraciones se están entendiendo perfectamente y el sector está muy organizado. Este sector, como he dicho, está muy organizado, creo que somos un modelo a seguir en materia de coordinación, cooperación y ayudas entre administraciones.
Y es que, no hay otro camino. Tenemos que colaborar todos unidos en la parte técnica, para erradicar lo antes posible este efecto y en la parte comercial, para hacer las gestiones internacionales pertinentes para que nuestros productos, que como digo, son altamente seguros, con una seguridad alimentaria altísima, sigan siendo reconocidos y se nos apliquen los criterios de regionalización, como así está pasando en varios países importantes para nuestras exportaciones.
P. Como persona que no había nacido en aquella época, cuéntame, ¿Cómo fue la relación comercial internacional en esas circunstancias?
R. En aquella época, cuando se abrió España al comercio internacional —creo que fue en 1990, aunque no recuerdo exactamente el año— prácticamente no existían los criterios de regionalización. España era un país cerrado; nuestra situación era totalmente diferente a la de hoy. En ese momento, éramos deficitarios como país: toda la producción de cerdo se consumía dentro de España, no exportábamos nada.
Con la apertura hacia países europeos y terceros países, comenzó el crecimiento del sector porcino que hemos experimentado y que vivimos en la actualidad. Hoy la situación es completamente distinta: exportamos alrededor del 50% de lo que producimos y además, no solo vendemos, sino que nuestros productos son reconocidos internacionalmente.
P. ¿Podemos decir que a causa de esa crisis de hace 30 años, España no sólo se puso las pilas en bioseguridad sino que se ha convertido en líder y referencia para otros países?
R. Totalmente de acuerdo. Vamos por delante de la legislación en bioseguridad, en bienestar animal y es que somos el país que más medidas toma de bioseguridad y de bienestar animal. ¿Por qué vamos por delante? Porque estamos convencidos de que hacemos un producto muy bueno, muy seguro, y tenemos un negocio estupendo. Además, no nos olvidemos que la carne es de una actividad económica vital para la economía del país.
P. Tras la intervención de Luis Planas en rueda de prensa, te preguntaron si habría la opción de renegociar con China el acuerdo de regionalización de cara a la situación de las industrias ubicadas en la provincia de Barcelona y tú te negaste rotundamente…
R. Sí, como representante del sector, me negué y por supuesto la Administración no va a hacerlo. No debemos olvidar que el acuerdo de regionalización con China puede ser un verdadero balón de oxígeno para salvar nuestras industrias cárnicas en este momento, aunque en estos momentos lo primordial es erradicar el foco.
P. Ha sido un proceso de negociación largo… ¿no?
R. Este acuerdo se ha negociado durante muchos años —no sé si diez o más— para lograr la regionalización con China, y finalmente se ha conseguido. Casi ningún país europeo cuenta con un acuerdo similar. Francia lo tiene, aunque no sabemos exactamente cómo funciona. España es el único país con un acuerdo operativo en este momento, y nos lo han respetado, lo que demuestra mucho sobre la autoridad de China, su respeto hacia nosotros y la confianza en que estamos haciendo las cosas muy bien.
Para este acuerdo se negoció la unidad provincial, que coincide con la división política de España. Podríamos haberlo hecho por comunidades autónomas, pero eso habría sido un desastre, porque entonces habría sido necesario cerrar Cataluña, o Castilla y León, o Extremadura, si nos tocara. Al optar por la unidad provincial, el cierre se limita solo a la provincia afectada.
P. ¿Y respecto a las industrias ubicadas en el área afectada de Barcelona?
R. Quiero aclarar que las industrias de Barcelona que no están dentro del área afectada no pueden exportar a China, pero sí pueden hacerlo al resto de Europa y a otros países que lo autoricen. No están prohibidas; solo no pueden exportar a China por el momento.
Nuestro objetivo, como sector y con el apoyo de la Administración, es trabajar con la máxima intensidad para que esa restricción termine cuanto antes y estas industrias puedan volver a exportar también a China. Pero para lograrlo, primero debemos erradicar el foco de la enfermedad lo antes posible, como he mencionado.
P. ¿Se van a solicitar ayudas por parte de la Administración para estas empresas afectadas sobre todo en materia de empleo?
R. Es cierto que algunas industrias pueden haberse visto afectadas, porque se trata de una situación de emergencia. La Administración competente —supongo que el Ministerio de Trabajo— probablemente tendrá que implementar medidas especiales para ayudar a las industrias afectadas, especialmente para que los trabajadores no se queden desamparados.
Hay que recordar que esta es una situación excepcional, somos un sector que genera empleo y lo demandamos activamente. Por eso, debemos solucionar este problema cuanto antes para que todo vuelva a la normalidad y los trabajadores puedan seguir trabajando. Eso no significa que no haya industrias con problemas puntuales en la zona afectada; puede haber una, dos o tres, y esas sí necesitarán ayuda específica, y por supuesto se les ayudará.
P. Entiendo que es complicado poner una fecha en la que poder decir que todo se ha resuelto o que la situación está controlada ¿No?
R. Es muy difícil de predecir cómo evolucionará la situación. De momento, los datos iniciales parecen indicar cierta tendencia. Yo considero que las primeras semanas —tres o cuatro, aproximadamente un mes o mes y medio— serán claves para entender cómo se moverá el foco de la enfermedad.
Puedo expresar un deseo, pero los deseos no tienen valor en este momento. Mi deseo sería que todo se resolviera mañana, pero eso no es realista. Lo importante es trabajar, y el trabajo se está haciendo correctamente. Por eso, hay que mantener la tranquilidad.
