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Amalia Espejo, escritora y veterinaria: “Hay que contarles a los niños de dónde proviene la carne, tanto desde los colegios como desde el sector”

Por Miriam PérezDirectora del área Cárnica

Un viernes más seguimos con la misión de poner en valor el trabajo de los profesionales del sector cárnico y la importancia de que la carne esté presente en la dieta mediterránea. ¡Queremos más jamón! y ¡Las aventuras de Iberito! En esta ocasión hablamos con la autora de estos dos cuentos infantiles, la veterinaria Amalia Espejo.

Desde su experiencia como madre y profesional que trabaja dentro del sector cárnico, ha publicado estos dos relatos para cubrir la necesidad que los niños tienen, según ha detectado en su día a día, de conocer el origen de los alimentos y las formas de producción. Ambos lo explican de una manera ágil, educativa y sencilla de entender.

Con ella conversamos sobre la falta de educación en esta materia en los colegios o la necesidad de trabajar con los niños (los consumidores del mañana) para que sean conscientes de la importancia del sector para alimentar a la sociedad.

Pregunta. Cuéntanos, ¿cómo nació la iniciativa de escribir cuentos infantiles relacionados o enfocados con la temática del jamón o del porcino?

Respuesta. La iniciativa surge por mi propia experiencia personal. Soy madre de tres hijos y me dedico al sector primario trabajando como veterinaria en una empresa holandesa que vende aditivos. Estoy en contacto directo con empresas de producción porcina y multiespecies. Entonces, en mi día a día, veo que hay una gran necesidad por parte de nuestro sector de concienciar a los niños, sobre todo desde las etapas más tempranas de la vida de nuestra labor. Además de la importancia para la sociedad de la producción de carne.

Lo que veo es que se está intentando obviar, por así decirlo, la parte de producción a la hora de explicarle a los niños el origen de los alimentos. Y creo que es un error. Hay que estar encima, hay que explicarlo como se hacía antaño, tal cual es el origen de los alimentos, sobre todo los de procedencia animal. Además de poner en valor la importancia que tienen las profesiones de veterinario o ganadero. Sé que no es una tarea fácil, pero hay que trabajar en ello.

P. Entonces, entiendo que a través de tus hijos has vivido experiencias de disociación de compañeros de clase, por ejemplo, entre el jamón y el cerdo…

R. Sí, correcto. Hay desconocimiento porque no se les ha explicado. Sobre todo los que viven en las grandes ciudades que están más apartados del mundo rural. Esos niños muchas veces se creen que la carne proviene directamente del supermercado o de los restaurantes y no saben que los animales existen para alimentar a la población.

“Se está intentando obviar, por así decirlo, la parte de producción a la hora de explicarle a los niños el origen de los alimentos”

P. ¿Por qué crees que ha habido esa desconexión tan brutal entre el campo y la ciudad? 

R. ¿Por qué lo creo? Porque hay intereses políticos.

P. Pero, ¿qué interés puede haber en que no se conozca lo que hay en el campo?

R. Bueno, porque al haber desconocimiento social sobre el sector primario, se ataca mucho a la ganadería, vertiendo mensajes como que se sigue practicando igual que en la antigüedad y no se pone el foco en las buenas formas ni en las técnicas de última generación que existen hoy en día. Ni se habla de la gran profesionalización, ni de la eficiencia que existe. Por eso desde el sector tenemos que empezar a poner en valor estas cuestiones.

P. Totalmente de acuerdo contigo. En esta sección, ‘Carne y salud‘, nos empeñamos en repetir que hay que adaptar nuestros mensajes al público para que lleguen de forma efectiva. Tú has dado un gran paso, yendo directamente al público infantil… Además de tu experiencia como madre, ¿qué te movió a hacerlo?

R. Precisamente que se tergiversara la realidad. Yo creo que es fundamental que los niños sepan que los profesionales tratan bien a los animales en materia de sanidad, por ejemplo. Y además, que sepan la importancia de todos los actores de la cadena, no solo del ganadero, sino del veterinario, el técnico, las personas que trabajan en los mataderos, etc. Y, por ejemplo, los controles estrictos que hay en los mataderos para que la carne que se produzca sea sana.

P. ¿Cómo ha recibido el público infantil (y sus padres), tus libros?

R. Estoy muy contenta con el resultado y orgullosa, ya que es una iniciativa personal. Y la clave creo que ha sido que lo hice pensando en mis hijos. Ambos cuentos se están vendiendo bien, sobre todo dentro del sector. Ahora, mi intención es que lleguen a los colegios, que es lo que más me está costando. Te voy a poner un ejemplo, una conocida mía me decía que no quería enseñarle el libro a sus hijos para no dañar su sensibilidad. Porque decía que era muy empática con los animales y que no quería que sufriera sabiendo que el jamón procede de un cerdo que hay que matar.

Me quedé sorprendida y pensé: ¿nunca le va a explicar de dónde viene la carne? ¿Estamos locos? Creo que vivimos en una sociedad un poquito hipócrita, en la que tragamos con otras cosas, pero que nos empeñamos en humanizar a los animales y poner a los profesionales del sector como los malos de la película.

Los veterinarios, por ejemplo, somos los primeros que estamos interesados en el bienestar animal, solo faltaría. Pero hay que poner el foco y explicar que hay que producir porque hay que comer. Y que los animales existen para alimentar a la población.

Y hay que enseñarles a los más pequeños que, al igual que la harina, se obtiene del trigo sembrado en el campo, el jamón viene de los cerditos y darle la importancia que realmente tiene.

“Nos empeñamos en humanizar a los animales y poner a los profesionales del sector como los malos de la película”

P. Aportarle normalidad, ¿no?

R. Correcto. Darle la normalidad que tiene que tener. Al final, hasta hace dos días era una situación normal. Tú tenías tu vaca en casa y gracias a ella tu propia producción. Las familias eran autosuficientes, por así decirlo. ¿Por qué ocultarlo ahora?

P. Pero como comentábamos, el sector ha avanzado mucho y se están haciendo las cosas muy bien en materia de seguridad alimentario o bienestar. Y por ejemplo, en España somos referentes a nivel mundial...

R. Sí, correcto. De hecho, yo he trabajado en el extranjero, en Inglaterra, concretamente, y te puedo decir que los estándares de calidad que tenemos en Europa y más en concreto, en España, son muy altos. Y yo creo que ahora mismo somos los pioneros en hacer las cosas bien. Los consumidores pueden confiar al 100% en la carne que se produce. Y en mi día a día es clave que se entienda que los controles de calidad son muy altos y el alimento es sano y seguro.

En el libro de ¡Queremos más jamón! explico la importancia de comer todo tipo de alimentos. ¿Por qué? Porque, evidentemente, abusar de algo es malo en la vida. Hay que comer de todo. Y carne hay que comer, porque es una proteína que tiene que estar presente en la dieta para contar con unos valores nutricionales correctos. Por eso es importantísimo explicarlo. Lo que no se puede es abusar, pero ni de la proteína de origen animal, ni de ningún otro alimento.

“En España, somos los pioneros en hacer las cosas bien en materia de seguridad alimentaria”

P. Cómo veterinaria, ¿por qué crees que los estudiantes que acaban la carrera no quieren dedicarse al campo?

R. Sí, la verdad que… Bueno, yo ya tengo unos años, pero es verdad que cada vez menos se decantan por trabajar en el cuidado de los animales del campo. No sé qué está pasando en la sociedad, la verdad que no lo sé. Aunque es cierto que antes la carrera de medicina veterinaria estaba más enfocada hacia animales de producción, incluso hubo un boom hace unos años. Y ahora se ha volcado al cuidado de pequeños animales, o a trabajar hacia el ecologismo, como punta de lanza de la sostenibilidad. Yo creo que se confunden términos. La profesión veterinaria abarca muchos campos, toca muchísimos palos y uno de ellos es la producción. Trabajar con animales de producción al final es vida y es necesario para que la sociedad tenga sus alimentos y sin esta profesión no sería posible.

P. Y ya por último, ¿dónde podemos encontrar tus libros? 

R. Se pueden comprar en la página web de la editorial Apuleyo, en El Corte Inglés o en La Casa del Libro.

P. ¿Para qué edades están recomendados?

R. El de ‘Las Aventuras de Iberito’, para edades de entre 3 y 7 años. Y el de ‘Queremos más jamón’, de 4 a 8 años.

P. Una curiosidad, ¿es la primera vez que escribes?

R. Sí. Me encanta leer, pero nunca me había lanzado a escribir.

P. Y ya sí que acabamos. ¿Qué les ha parecido a tus hijos? ¿Les han gustado los libros?

R. Obviamente, muchísimo. Además, te cuento un secreto: mis hijos son los protagonistas de los dos libros.

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