El índice de precios de la carne de la FAO se situó en abril en un promedio de 168,8 puntos. Esto significa que bajó otros 4,7 puntos (un 2,7 %) respecto al mes anterior, manteniendo la tendencia a la baja que ya dura cuatro meses.
Las cotizaciones internacionales de todos los tipos de carne representados en el índice registraron una caída, ya que la recuperación parcial de la demanda de importaciones, principalmente en China, fue insuficiente para compensar el desplome de las importaciones de otros países provocado por los continuos problemas económicos relacionados con la COVID-19, las dificultades logísticas y una caída pronunciada de la demanda del sector de servicios alimentarios a raíz del confinamiento.
Pese a la reducción en los niveles de elaboración de carne a medida que aumentaba la escasez de mano de obra, el brusco descenso de las ventas en los restaurantes dio lugar a que aumentaran las existencias y las disponibilidades exportables, lo que también deprimió las cotizaciones de la carne.