El Real Decreto-ley 15/2025, de 2 de diciembre, publicado hoy en el BOE, amplía de forma significativa los plazos para que las empresas adapten sus sistemas informáticos de facturación (SIF) a los requisitos del Real Decreto 1007/2023. Las entidades que presentan el Impuesto sobre Sociedades deberán tener sus sistemas adaptados antes del 1 de enero de 2027. Por otro lado, el resto de obligados tributarios dispondrá de plazo hasta el 1 de julio de 2027.
La disposición final cuarta del Real Decreto 1007/2023 se modifica para fijar un nuevo calendario de implantación de los SIF certificados:
El Gobierno justifica esta ampliación por la necesidad de acompasar la exigencia legal al desarrollo técnico y de garantizar una implantación ordenada y homogénea en todo el tejido empresarial, que incluye desde grandes compañías hasta pymes y autónomos.
El Real Decreto-ley también aclara el calendario para productores y comercializadores de sistemas informáticos de facturación. Estos proveedores deberán:
De esta forma, el Ejecutivo busca que el mercado de software llegue “a tiempo” y con soluciones maduras antes de que la obligación resulte exigible para las empresas.
Desde el comercio especializado de alimentación, la reacción ha sido inmediata. CEDECARNE, junto a CEOPPAN y FEDEPESCA, llevaba meses reclamando una moratoria y presentó recientemente un manifiesto conjunto pidiendo más tiempo para el pequeño comercio.
“Desde hace meses venimos trasladando que el sector necesitaba una moratoria para poder adaptarse con garantías al sistema VeriFactu”, recuerda Carlos Rodríguez, presidente de CEDECARNE. “La implantación prevista no respondía a la realidad operativa de los pequeños comercios de alimentación”.
Rodríguez valora de forma positiva el movimiento del Gobierno: “La mayoría de los negocios del sector no estaba en condiciones de asumir una adaptación inmediata. Hablamos de comercios donde, en muchos casos, los propietarios deben realizar inversiones relevantes en tecnología y formación”.
Además, subraya que se trata de un tejido formado en gran medida por autónomos de edad avanzada y con poco relevo generacional: “Eso hace más difícil adoptar nuevas herramientas digitales sin un plazo razonable y un acompañamiento adecuado”.
Para CEDECARNE, el aplazamiento no resuelve por sí solo todos los retos, pero abre una ventana de oportunidad. “El aplazamiento es un primer paso imprescindible. Da margen para planificar, comparar soluciones y avanzar de forma progresiva”, apunta Carlos Rodríguez.
Aun así, advierte de que la transición no será sencilla: “El proceso será exigente y llevará tiempo, por lo que será fundamental que las administraciones y los proveedores tecnológicos acompañen al pequeño comercio durante esta transición para garantizar una implantación realista y exitosa”.
Las patronales recuerdan que comparten el objetivo de transparencia y control fiscal, pero insisten en que la implantación de VeriFactu debe hacerse con proporcionalidad y sentido común, atendiendo a la realidad de un tejido de comercio artesano con recursos humanos y económicos muy limitados.
En su posición conjunta, CEOPPAN, CEDECARNE y FEDEPESCA recuerdan las medidas que han trasladado al Gobierno:
Las organizaciones alertan de que, sin medidas correctoras y sin una planificación gradual, la implantación inmediata de VeriFactu podía poner en riesgo miles de negocios especializados, tal como han evidenciado estudios sectoriales, y agravar el cierre de comercios en barrios, pueblos y mercados municipales.
Más allá de la moratoria, CEDECARNE y las otras patronales consideran imprescindible un plan de choque específico para acompañar la transición a la facturación electrónica en tres frentes:
1. Apoyo económico
2. Apoyo técnico
3. Apoyo formativo
CEDECARNE insiste en que los sectores que representa son mucho más que una actividad económica: forman parte de la identidad gastronómica, la vida de barrio y la cohesión social. Por eso reclama que la implantación de VeriFactu se haga “adecuada a su realidad”, sin poner en peligro la continuidad de miles de carnicerías y otros comercios que trabajan seis días a la semana con plantillas muy ajustadas.
La moratoria hasta 2027 es, para el sector, una buena noticia y un respiro, pero también un aviso: el cambio llegará. El reto ahora pasa por aprovechar el tiempo ganado para que, cuando VeriFactu sea obligatorio, el comercio detallista de carne pueda cumplir sin perder competitividad ni poner en riesgo su futuro.
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