La polémica saltó de Twitter a la prensa (El Mundo, ABC, Huffington Post…) con detractores y defensores. Incluso se ofendió, con mucha razón, la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Vacuno Selecto de Raza Rubia Gallega (Acruga) porque dijeron que la vaca en cuestión era de esa raza y no lo era (al menos, pura).
Vaya por delante que a mí me parece que cualquier postura es defendible. Si a alguien le ofendió llevar la vaca y luego los cortes, no seré yo quien le diga que simplemente polemiza ya que seguro que lo dice porque lo siente así.
Y tan respetable es quien considera que es bueno que un niño identifique la carne con un animal vivo como quien no.
Ahora bien, en mi humilde opinión, a veces siento que la ola de ‘Buenismo’ que nos invade nos lleva a no querer ver algunas cosas obvias. Es tan simple como que si alguien piensa que un menor se puede traumatizar por ver un corte de carne, o enterarse de que eso sale de una vaca, o interpretar que el corte de carne que está viendo pertenece a la vaca que se acaba de ir (y no es eso lo que pasó, por cierto), quizá no debería dejar ver programas de cocina a los niños.
Porque la carne viene de donde viene. Y se cocina. Y para ello, se corta. Y eso puede aparecer en un programa de cocina en cualquier momento.
Y no entro en la discusión de si eso es moralmente aceptable. Para eso está el conjunto de la sociedad, la legislación o los filósofos. Yo desde luego no lo sé.
Pero en este ambiente de proteccionismo creciente, en el que cada vez más cosas son foco de posibles traumas, me da por pensar.
Por ejemplo, preguntas que se me ocurren cuando se monta un lío porque mostrar los ingredientes en un programa de cocina es traumatizar a los niños…
No sé… A este paso, algún día, en las clases de Historia de los colegios no se enseñarán las guerras ni se hablará de batallas porque, oiga, es que hubo muertos, y vete tú a saber cómo afecta eso al desarrollo de la mente.
Para que sepamos todos a qué atenernos, qué es traumático y qué no, o cuándo y cómo hay que comunicar las cosas a los niños, propongo este test. Votamos, obtenemos la media y a partir de ahí ya tenemos un marco de actuación que nos evite discusiones como la de la vaca de Masterchef.
Anímate a hacerlo, son sólo tres preguntas:
Si alguien quiere contestar escribiendo en las respuestas del post (letra elegida en las preguntas 1 y 3 y orden de letras en la pregunta 2), prometo contabilizar los resultados y escribir otro post para iluminar el camino adecuado a familias y legisladores del mañana.
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Buenísimo artículo José Carlos. Me he reído y reflexionado a la vez. Gracias.