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¿Estamos preparados para la conveniencia cárnica?

¿Estamos preparados para la conveniencia cárnica?

Cómo no podía ser de otra manera, el fenómeno de la conveniencia cárnica ha terminando aterrizando en nuestro sector. Un término que parece imposible de acotar porque cuando creemos que hemos definido todos sus significados, el consumidor incluye un nuevo atributo, que no hace más que demostrarnos que esta nueva forma de entender la comida y el consumo, no ha finalizado su recorrido.

Si la conveniencia cárnica está ampliando su significado en categorías donde lleva décadas implantada, es obvio que su reciente desarrollo en esta industria implica una mayor incertidumbre.

¿Qué entiende el consumidor cárnico por conveniencia?
¿Estamos ofreciendo aquello que necesita?
¿Qué grado de evolución tiene un producto cárnico de conveniencia?

Mercados que encabezan el concepto de conveniencia cárnica

Si analizamos el panorama mundial, Estados Unidos ha desplegado al máximo el mercado de la inmediatez, basándose en productos cuya preparación no debe llevar más de escasos minutos: una nueva vuelta de tuerca al ‘ready to eat’. Si reducimos el foco al mercado europeo, Reino Unido es a día de hoy el país que más ha interiorizado la conveniencia, a mucha distancia de mercados como el español.

A mi juicio, uno de los factores que más está determinando la velocidad de desarrollo de este fenómeno es la manera en que cada región geográfica se relaciona con la comida.

¿Estamos preparados para la conveniencia cárnica?

Aquellas culturas donde los alimentos han sido históricamente un elemento central de las relaciones humanas o familiares, su implantación está sucediendo de forma más pausada.

Por otro lado, existen otras culturas donde la comida posee un componente menos emocional y más ‘utilitario’, contexto que da a la conveniencia un camino despejado para implantarse y desarrollarse a toda velocidad, hasta convertirse en la norma.

Estos mercados ‘avanzados’ cuentan con una oferta variada y con volumen de venta, acogida por consumidores que adquieren estos productos varias veces a la semana. Para ellos, ya hay pocos contextos de consumo que cuenten con argumentos para no introducir algún producto de esta clase.

Aunque se decidan a elaborar un plato en su cocina, es muy probable que en alguna de las etapas de la receta se haga uso de alguna salsa ya preparada, por ejemplo.

El factor tiempo, un concepto clave

En estos países pioneros, la conveniencia se ha anclado al factor tiempo utilizándolo como elemento sobre el que tiene que construirse todo el alimento: cada producto que se lanza gana enteros si su tiempo de regeneración en el hogar es inferior a la media de su categoría, o al de su inmediato competidor.

Los países que han introducido estos productos de forma más reciente, también contemplan el factor tiempo como uno de los ítems que ofrecen más atractivo para decantarse a incluir la conveniencia en su dieta.

¿Estamos preparados para la conveniencia cárnica?

Sin embargo, de momento, estos consumidores no han llevado tan al extremo este atributo como en los países pioneros. Un producto puede ser conveniente, cómodo, aunque su preparación previa al consumo suponga más tiempo de lo que tardamos en calentarnos un café.

Esta mayor flexibilidad hacia el concepto de inmediatez, es una gran oportunidad para mercados como el español donde el ritmo de consumo no es tan frenético, y más concretamente, para los productos cárnicos de conveniencia. Si hay algo que necesita una matriz cárnica, es un tiempo razonable de cocinado para desarrollar todas sus características organolépticas asegurando la seguridad alimentaria.

Sencillez en la preparación del producto

Si queremos que el consumidor tenga la ocasión de regenerar un producto cárnico en escasos minutos, estaremos obligando al fabricante a soportar el 95 % del proceso de cocinado con sus costes asociados. En este momento, todavía entra en nuestros esquemas cocinar en nuestra casa un asado durante 45 minutos o 1 hora, una gran diferencia con la tan ajustada inmediatez comentada anteriormente.

Este hecho abre el abanico de productos cárnicos de esta categoría que podemos lanzar al mercado en nuestro país.

Si algo necesita un producto cárnico es sacar todo su sabor y textura, para lo cual la conveniencia debería ser entendida desde un prisma algo diferente: un producto que sea sencillo de preparar sin que el tiempo sea un factor limitante.

Bien es cierto, que hay una parte de la población que demanda un plato preparado cárnico con un tiempo de regeneración muy corto, pero existe otro grupo que se siente feliz dedicando un tiempo al cocinado de una pieza, quiere resguardar y no perder ese componente de tradición gastronómica.

Estamos preparados para la conveniencia cárnica, siempre que sea capaz de aunar la rapidez más razonable sin alejarse de las tradiciones.

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