Las importaciones de productos porcinos en China se reducirán en un 8 % durante el año que viene, situándose en 1,85 millones de toneladas, según publica USDA en uno de sus informes.
Esta caída se debe, fundamentalmente, a una producción nacional mayor junto a los altos costes del transporte y la energía, además de a unos precios mundiales más altos de la carne de cerdo y a las dificultades que siguen suponiendo para los productos importados, las medidas de desinfección y certificación motivadas por el covid.
Por otro lado, se espera que en 2023 el consumo de carne de cerdo aumente en un 2 % con respecto a este año, debido a la disponibilidad de un mayor número de productos cárnicos porcinos a precios más asequibles.
Asimismo se espera también que, para el año que viene, los precios de los lechones disminuyan a medida que se vaya estabilizando la producción y los precios de la carne de cerdo. Las empresas productoras siguen buscando una mayor participación de mercado a expensas de las ganancias.
La situación de enfermedades en cerdos sigue sin cambios destacables en todo el país. El proceder habitual cuando surge cualquier enfermedad es la de sacrificar a los animales que presenten cualquier síntoma, manteniendo el resto del rebaño estable.
Sector vacuno
Respecto al sector bovino, se espera que sus importaciones en China disminuyan hasta las 2,5 millones de toneladas debido, entre otras cosas, a la debilidad de la economía y a la incertidumbre originada por las duras medidas contra el covid que existen en el país asiático.
También se estima que el consumo de carne de vaca descenderá cerca de un 3 % debido, una vez más, a la situación debilitada de su economía. Sin embargo, para el consumo de carne importada, serán más duras las medidas anticovid que la fragilidad económica, que sí que será el principal motivo de reducción para la carne de producción nacional.
