La pandemia, la crisis de suministros, la escalada de los precios de la energía y otros insumos, la evolución inflacionista, la huelga de transportes y el conflicto bélico Rusia-Ucrania han puesto en una situación muy difícil la operatividad y rentabilidad del sector ganadero-cárnico. Este cúmulo de acontecimiento han hecho que la industria cárnica esté atravesando una “gravísima situación”, tal y como alertan desde ANICE.
Tal y como señala la asociación cárnica, “los costes de producción se han disparado como consecuencia de la amenaza de la escasez de las materias primas para la alimentación animal y la escalada de los precios de los alimentos. A ello se unen los enormes incrementos de la energía eléctrica, que han multiplicado los importes de las facturas de las empresas en un solo año. Y ahora la huelga de transportes, que está teniendo una alta incidencia en las industrias alimentarias y que amenaza con la paralización de la actividad, con graves perjuicios como la imposibilidad de suministrar alimentos a los animales en las granjas”.
“Por si esto fuese poco, ahora la Comisión Europea está valorando la apertura del almacenamiento privado para la carne de porcino”, indican, una medida que para ANICE es “de difícil justificación, teniendo en cuenta la evolución alcista de las cotizaciones en las últimas semanas, con subidas exponenciales, y sin que pueda esperarse un cambio de tendencia a corto plazo”.
Según la patronal cárnica, “esta medida sería vista como un agravio para la industria cárnica, en un momento de enormes dificultades para un sector que no cuenta con ninguna ayuda de la Administración y que tiene que hacer frente al altísimo coste de la energía que el Gobierno no es capaz de resolver, como tampoco de solucionar la huelga de transportes, cuyo seguimiento está paralizando la actividad de las empresas”.
Por todo ello, ANICE demanda al Gobierno “acciones urgentes que resuelvan esta situación, o el impacto sobre el tejido industrial será demoledor”, advierten.
