Raquel Acosta, una auténtica ‘hamfluencer’ en el arte de cortar jamón

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Raquel Acosta, natural de Burgos, es una de las mujeres, pioneras en el mundo del jamón. Empezó en esta profesión hace 10 años y no por vocación, sino más bien la profesión la encontró a ella. Aprendió de los mejores cortadores de jamón de España y de allí saltó al mundo de los concursos de cortadores de jamón profesionales.

Actualmente cuenta con más de 20.000 seguidores en Instagram y una de sus señas de identidad son su elegancia y feminidad a la hora de realizar su trabajo.

Coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer, el área Cárnica de C de Comunicación ha querido conocer un poco más a esta gran maestra cortadora de jamón.

¿Te ha resultado fácil llegar donde has llegado?

Llegar donde he llegado no me ha resultado fácil. Los inicios fueron muy complicados. Yo llegué a Madrid con unas expectativas muy altas y se me cayeron. Tuve una serie de hechos en los que no muy fue muy bien, y de hecho la primera vez me marché de Madrid pensando que nunca más volvería a esta ciudad, porque me pasaron varias cosas mal. Pero al final, la ciudad no tiene la culpa de que al principio no te vayas las cosas como soñabas. Y decidí volver para darme a mi misma una segunda oportunidad en esta ciudad. Me vine como autónoma, y al principio fue duro. Cuesta mucho y la gente cercana sabe todo el esfuerzo que he hecho por llegar a donde estoy y, aunque en las redes mostremos las cosas más bonitas, a día de hoy sigue siendo duro, porque hecho muchas horas trabajando, no solo en los eventos sino delante del ordenador. Estoy delante del jamón dos horas y ocho detrás del ordenador. Hay mucho trabajo por detrás.

¿Cuándo y por qué te planteas dedicarte a esta profesión? ¿Cómo, cuándo te nace el gusanillo?

Nunca me planteé dedicarme a esta profesional, la verdad. Yo estudié cocina y gastronomía en la escuela María Madre, en Burgos. Yo quería ser cocinera. Me encantaba la hostelería, de hecho estuve casi cinco años trabajando en elloº. Me encantaba la hostería y acabé viviendo en Salamanca. Ahí, casualidades de la vida, me presentaron a un cortador de jamón en el gimnasio que, sin saberlo, cambiaría mi futuro. Cuando terminé de trabajar en el sitio en el que estaba en Salamanca, contacté con este cortador de jamón para preguntarle si conocía algún trabajo de cocina, y me dijo que de cocina no, pero que conocía un sitio en el que necesitaban a un cortador de jamón para una tienda de jamones. Así que envié mi currículum, me seleccionaron, aun teniendo cero experiencia y conociendo cero sobre este producto. La suerte fue que estuve con los mejores cortadores de España, y fue con ellos con los que aprendí todo lo que sé. O sea que el gusanillo nunca me nació sino que fue más bien al contrario, que la profesión me encontró a mí.

¿Hace cuánto tiempo que trabajas profesionalmente como cortadora de jamón?

Llevo ya casi 10 años en esto. Empecé un septiembre de 2012 y nunca se me olvidará el primer día en el que me hicieron ir a las siete de la mañana a mirar cómo se cortaba un jamón. Así que en mi primer día, para aprender, sólo miré.

¿Es una profesión con mucha salida?

En mi caso, gracias al esfuerzo personal, yo me he labrado una imagen de chica que ha concursado y tengo muchas salidas porque los idiomas también me han abierto muchos caminos en cuanto a trabajar en ferias, eventos, presentaciones, formaciones, colaboraciones en Instagram. Así que en mi casi, yo podría decir que sí, que hay muchas salidas, y que no solo nos limitamos a acudir a bodas, bautizos y comuniones.

¿Hay muchas mujeres en este oficio? ¿Ha cambiado mucho en cuanto a igualdad de género desde que empezaste hasta hoy en día?

Esta pregunta me hace mucha ilusión responderla porque puedo decir que fue in crescendo. Al principio no había muchas mujeres. De hecho yo no tenía ninguna así en referencia, con la que poder inspirarme, aunque igualmente me inspiraba de los compañeros del oficio, que al final también fueron ellos los que me ayudaron. Y, desde que yo empecé hace diez años, sí que ha cambiado mucho. Al principio lo que conocía eran chicas que trabajaban en charcuterías y ahora, me enorgullece ver a compañeras que como yo hacemos eventos por toda España y en el extranjero, y que nuestra presencia se precia mucho y me hace ilusión.

¿Y existe brecha salarial en la profesión?

Yo siempre me he reído mucho con esto, porque cuando llegué a Madrid yo no sabía qué cobraba nadie, no tenía un referente, y cuando llegué no sabía qué precios poner. Entonces puse el precio que me parecía, y resultó ser un precio muy, muy bajo.

Yo no haría diferencia entre hombre y mujeres sino simplemente haría una diferencia al valor que aportas en tu negocio. Porque aunque seamos cortadores de jamón no dejamos de tener nuestra propia empresa, con lo cual, cuando uno aporta ese valor, es justo poner un precio acorde a ello.

Cuando empecé, obviamente, cobraba poco, pero ahora creo que lo que hago tiene muchísimo más valor que lo que hacía la primera vez, con mucho más trabajo por detrás, con lo cual yo pongo los precios que yo considero. No sé muy bien, ni me he molestado en mirar los precios del resto de mi competencia.

¿En alguna ocasión te has sentido discriminada por el hecho de ser mujer?

No en el hecho profesional. Es decir, por la gente de mi sector no me he sentido discriminada. Al revés. Tanto en el sector del jamón como en el sector de hostelería siempre ha sido algo bastante admirado y reconocido. Cuando empecé a hacer eventos en Madrid e incluso hoy en día, me sigo encontrando con comentarios de ‘es la primera vez que veo una cortadora de jamón’. Y quizás no lo llamaría discriminación, pero sí algún comentario en el que no agrada tanto, como por ejemplo, cuando estamos en algún evento y yo no tengo el cuchillo en la mano, y como llevo un look muy elegante, con un vestido y un pañuelito, y da la sensación de que puedo ser una azafata del evento. Y a lo mejor estar ahí al lado de la mesa, sin cortar, y que se acerque alguien y me diga… oye y el cortador dónde está. Y tener que decir, no, no, soy yo.
No es discriminación, porque no lo han hecho con ninguna maldad, porque siempre que me ha pasado no tenía el cuchillo en la mano, pero sí que se dan este tipo de comentarios. La gente sigue viendo un jamón y una chica elegantemente vestida al lado pero dentro de lo que tenemos en la cabeza no tenemos aún esa figura femenina de cortadora de jamón. Yo no lo considero discriminación, en un principio simplemente te hace gracia ver que aun la gente tiene en su cabeza el típico cortador de jamón hombre.

¿Qué es lo que más te gusta de esta profesión?

Lo que más me gusta de esta profesión y lo que más me cansa a la vez son los viajes. Los viajes me encantan porque aparte de viajar a un lugar, como vas por trabajo, te permite conocer a la gente con la que vas a trabajar allí, conoces la cultura, su punto de vista… y es muy grato compartir esos momentos. Y es lo que menos me gusta porque muchas veces, al final los viajes aunque te llenan tanto, muchas veces te desordenan la vida y te rompen la rutina. Es un amor odio.

¿Con más de 20.000 seguidores te puedo llamar influencer?

Hace un par de días llegué a los 20.000 seguidores y la verdad que hace ilusión. Aunque yo más que influencer me considero una micro influencer o hamfluencer, que es como me están apodando, y a parte reconozco que soy una mala influencer, porque a veces si necesito desconectar un poco de las redes, las publicaciones se me acumulan.

¿Qué te han aportado las redes sociales?

Las redes sociales me han aportado mucho apoyo y visualización a la imagen. A que la gente reconozca nuestro trabajo y darle un valor muy importante. Yo intento, en los eventos, que se vea elegante y esa elegancia la intento transmitir en las redes sociales, de tal manera que creo que estas generaciones nuevas de cortadores de jamón tengan también el poder ver cómo yo o cualquier de mi sector podemos hacer eventos, cómo emplatamos…y eso creo que puede ayudar mucho a la gente que quiera entrar en el mundillo.

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