‘El Cordobés’, parte de la resistencia del mercado de Torrijos

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El mercado de Torrijos es uno de los mercados más antiguos de la ciudad de Madrid y ahora, 91 años después de su inauguración, once comerciantes se encuentran en pie de guerra contra la sociedad propietaria de la mayoría del accionariado, que pretende expulsarles con prácticas que, según cuentan los afectados, podrían definirse como éticamente reprobables, con el fin último de establecer otro tipo de negocio en dicho emplazamiento.

José Luis Díaz, propietario de la carnicería ‘El Cordobés’ y con edad próxima a la jubilación, es uno de esos comerciantes. Ha tenido la amabilidad de recibirnos para contarnos todo lo que está viviendo y por qué se resiste a dejar su mercado, el que ha sido y sigue siendo su casa desde que comenzara a trabajar con 12 años, cuando ni siquiera tenía permiso legal para poder ejercer la profesión.

Un mercado con solera en el barrio de Salamanca

Construido en 1932, el mercado de Torrijos tuvo que ser demolido en 2006 porque su estado era ruinoso y sus comerciantes trabajaban con infinidad de dificultades. Cuando consiguieron que el Ayuntamiento vendiera el inmueble a una constructora para que se hiciera cargo de su rehabilitación, llegó la crisis financiera para paralizar el proyecto.

Tras esta suspensión, los comerciantes del mercado se unieron para montar una sociedad que pudiera hacerse cargo de la compra de la superficie. De esta forma, consiguieron finalizar la obra para reinaugurar nuevamente el mítico mercado en 2011.

José Luis atendiendo a uno de sus clientes, que no dudan en seguir acudiendo a su carnicería.

Dentro del pliego de condiciones firmado con el Ayuntamiento de Madrid en el momento de su venta, se especificó que la empresa propietaria no podría especular con el terreno hasta que no hubieran pasado, por lo menos, diez años. Los gestores del mercado tras la constitución de esta sociedad, pasado ese tiempo, llegaron un día con la noticia de que había una empresa interesada en comprarles las participaciones en dicha sociedad. Se trataba de un fondo de inversión llamado Numulae Gestión de Servicios Socimi S.A., controlada por la aseguradora gallega Fe Seguros.

Presiones para que dejen sus establecimientos

Tras una serie de litigios y presiones, este fondo de inversión ha conseguido comprar las participaciones de todos los socios, a excepción de once, que llevan sufriendo, según nos cuenta José Luis, multitud de actos para forzarles a que terminen por firmar un acuerdo que a ellos no les satisface. Para ello, están empleando todo tipo de tácticas que, en el ámbito judicial ya son reconocidas como ‘mobbing inmobiliario’ y que, obviamente, son denunciables, puesto que pretenden desgastarles con prácticas como dejar de de mantener las instalaciones en óptimas condiciones, mandar burofaxes amedrantadores o intentar simular que son unos morosos al negarse a recibir las cuotas mensuales pertinentes.

La mayoría de los puestos del mercado están cerrados y la falta de vida es evidente.

A pesar de las dificultades, José Luis se muestra optimista porque tiene una clientela fiel que le apoya y además percibe el cariño del barrio, que se opone totalmente a la desaparición del mercado. Este es el aliento que le lleva a abrir cada día y a seguir resistiendo toda esta situación, que no resulta nada sencilla ni económica, ni psicológicamente hablando.

Un oficio muy agradecido, pero demandante

Asimismo, nos ha contado que este oficio le gusta y no tiene ninguna intención de jubilarse, pero no es una profesión sencilla. Ha pasado en su vida por innumerables dificultades y el sacrificio que le ha supuesto sacar adelante el negocio también ha sido grande. Sin embargo, esto le ha curtido y le ha convertido en un ‘árbol recio’, como él mismo ha indicado. Esta fuerza le permite ahora afrontar lo que le venga por delante.

Para José Luis, el apoyo de sus clientes está siendo fundamental en esta ‘lucha’.

Al preguntarle por el habitual problema del relevo generacional dentro de este tipo de oficios, José Luis nos ha dicho que es una dificultad que está ahí y reconoce que él es de los que tampoco ha querido que sus hijos sigan con el negocio, porque cree que es una profesión complicada y siempre quiso algo más sencillo para ellos. Sin embargo, reconoce también que esta sobreprotección es un error, puesto que al final se está creando una generación, volviendo al símil del párrafo anterior, de ‘bonsáis’ débiles y no de árboles fuertes.

Por otro lado, desde el área Cárnica de C de Comunicación también hemos querido conocer la versión de Numulae Gestión de Servicios Socimi S.A. con toda esta situación, pero hasta el momento de la publicación de esta noticia, lo único que nos han podido decir es que se trata de un asunto que sigue su curso legal y estamos pendientes de una documentación que nos van a trasladar y que publicaremos en cuanto nos la hagan llegar.

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