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Carlos Garcés: “El sector avícola es uno de los que más ha contribuido a reducir la huella de carbono”

Por José Carlos Vicente

Carlos Garcés, especialista en innovación y profesor del departamento de Producción Animal y Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad CEU Cardenal Herrera, realizó una panorámica de la evolución del sector avícola español en los últimos años durante la jornada organizada por AVIANZA, junto al Área Cárnica de C de Comunicación, en el marco del Día Internacional de las Aves de Corral (World Poultry Day) y denominada ‘Sector avícola español: claves de una industria de futuro’.

La intervención de Garcés, Presidente de la Asociación Española de Ciencia Avícola y colaborador habitual de varias publicaciones internacionales del sector avícola, puede leerse a continuación en este artículo. También se puede ver en este vídeo del canal de YouTube de Avianza

Intervención de Carlos Garcés

“El sector avícola en general ha hecho sus deberes, tanto el de carne como el de puesta. Está en un buen nivel. El hecho de que haya grandes empresas que integran una gran parte de la producción ha fomentado que exista una producción muy moderna y que día a día va siempre hacia adelante.

Hemos conseguido que haya una muy buena genética en las granjas. Estamos hablando desde el punto de vista de la agricultura más intensiva, que es la mayoritaria en España y en muchos países de nuestro entorno. La genética de alto rendimiento ha sido fundamental. Eso, unido también a la nutrición, que ha ido en el mismo sentido y está avanzando mucho. Por eso yo creo que las empresas españolas han estado muy bien.

Se ha conseguido reducir mucho el uso de antibióticos. Hace quince años se utilizaban para el control de crecimiento. Yo recuerdo el año 2006 cuando se prohibieron. Era como un todo un reto y casi una catástrofe, pero se consiguió. Entre 2015 y 2019 se ha reducido en más de un 70 % el uso de antibióticos en el sector avícola de carne, lo cual es un logro muy importante. Se han conseguido unas más que razonables aplicaciones de las normas de bienestar animal en granjas, en el transporte, en mataderos de sacrificio… Se ha hecho un esfuerzo enorme y muchísimos controles.

En cuanto a la sostenibilidad, el sector avícola es uno de los que más ha contribuido a reducir la huella de carbono, huella de agua, emisiones de nitrógeno y emisiones de fósforo. Un trabajo del MAPA sobre el balance de emisiones de fósforo y nitrógeno dice que desde 1995 hasta 2015 ha aumentado aproximadamente un 50 % la retención en fósforo y nitrógeno en el animal. Eso quiere decir que es mucho más eficiente su alimentación, y por lo tanto, contamina menos.

Todo eso sería un marco global.

Algunos retos y algunas cuestiones en las que podemos incidir es que en España el sector es muy intensivo. La mayor parte de las empresas son muy grandes.

Va a haber también un mercado que se abre hacia gente un poco más joven. Un tipo de consumidor que va a pedir producto kilómetro cero, producto que tenga una marca un poco diferente y que no se asocie con la producción intensiva… Esto está llegando, y por ejemplo en Francia ya está en un 30 %. Aquí un poco menos. Es posible que eso lleve a un tipo de producciones más pequeñas.

La promoción del kilómetro cero y reducir las emisiones de carbono va a ser también uno de los retos de la sostenibilidad. En Francia, con el Label Rouge, han conseguido tener una marca de calidad que yo creo que es la tendencia que tiene AVIANZA. Conseguir esta marca España es una idea superinteresante y va a marcar una buena tendencia.

Esto lo tenemos que unir a contaminar menos y ser más sostenibles. No es necesario ir a la agricultura ecológica, pero sí es necesario demostrar que nuestra huella de carbono y nuestra emisión de contaminantes y residuos se está reduciendo. Ya lo conseguimos, pero tenemos que ir un poco más allá.

Kilómetro cero también en el uso de materias primas. En cuanto a cereales intentamos consumir mucho trigo, cebada, maíz… que se cultivan aquí. Pero seguimos siendo muy dependientes de la soja, que no se cultiva apenas en nuestro entorno y tenemos que comprar en mercados americanos. Y eso, desde el punto de vista de una posible huella de carbono… ahí está. Es difícil reducir mucho el consumo de soja importada porque es la fuente de proteínas más económica a día de hoy, pero es otra tendencia que tenemos que procurar, buscar otras materias primas, que es ahora mismo lo más difícil de encontrar a precios bajos.

Ligando la sostenibilidad con la innovación, algo que también es muy importante es que las granjas se vayan monitorizando, en el sentido de que se controle lo que sucede dentro, dando transparencia a lo que se está haciendo y a la trazabilidad del producto. Hay que monitorizar bien los datos, probar que todo se está haciendo muy bien. Que ya se hace, pero además debe manifiestarse.

No creo que tengamos que tener miedo a que se sepa lo que hacemos, y de hecho creo que nos van a exigir en breve que se sepa perfectamente lo que se hace en las granjas.

Eso lo tenemos que unir a la trazabilidad del producto. Hacemos productos de calidad, de calidad microbiológica y de calidad nutricional. Con lo cual, la trazabilidad es superimportante.

Y también con los programas de chequeo tipo blockchain, que tienen que controlar perfectamente todos los estamentos del proceso y que no se pierda nada de información. Que el consumidor sepa perfectamente qué ha ocurrido y que no ha podido haber ningún fraude es algo bastante importante.

Todo ello, como digo, unido a las mejoras en la utilización de materias primas más cercanas a nuestro entorno.

Aunque después nosotros intentemos irnos a mercados internacionales, nuestro propio mercado nos exige cada vez más, sobre todo las generaciones más jóvenes. Nos exigen esta pequeña manifestación de una responsabilidad, bienestar animal, sostenibilidad… aunque luego muchas veces también la gente las mezcla y hay un poco de lío con eso. Pero se trata de transparencia, y cuanta más transparencia, más adelante iremos.

En cuanto a las dificultades, va a haber gente que no coma carne, cada vez un poco más, pero creo que habrá un límite en eso. No creo que esto vaya a llegar a un alto porcentaje, aunque va a existir un 10 %, un 15 % de la población que no va a querer comer carne.

Luego hay una segunda competencia, que va a ser la carne artificial. Tampoco la veo a corto plazo, pero va a existir. No producirá un pollo o un pavo para hacer al horno, pero sí hamburguesas. En este sentido, el sector avícola está más salvado porque hay menos producto procesado que en otros tipos de carne como la carne de vacuno, donde hay más competencia. Pero también se hace producto procesado del ave.

Y un pequeño detalle. El surimi se inventó para aprovechar los residuos del pescado, y la gente come surimi, pero no deja de comer pescado. Bueno, pues ahí habrá un cierto porcentaje que sí consumirá esos productos. Pero hay que estar, competir y estar a buenas con este tipo de mercados. Algunas empresas grandes e importantes del mundo, como Cargill, ya están invirtiendo en carne artificial, al menos en los procesos productivos. O sea, que las grandes empresas también diversifican.”

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