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Carlos Arnaiz (izquierda) y Miguel Huerta (derecha) en el Congreso Aecoc de Seguridad Alimentaria

Carlos Arnaiz (izquierda) y Miguel Huerta (derecha) en el Congreso Aecoc de Seguridad Alimentaria

Congreso Aecoc de Seguridad Alimentaria (I, la crisis de la carne de caballo)

El pasado 21 de febrero tuvo lugar en Madrid el Congreso Aecoc de Seguridad Alimentaria. A lo largo de la jornada se trataron temas como la sensibilidad alimentaria, la información al consumidor, los riesgos químicos emergentes, la innovación en seguridad alimentaria, la gestión de crisis alimentarias, los modelos avanzados en la gestión de seguridad alimentaria y el fraude de la carne de caballo.

Para tratar la crisis de la carne de caballo, estuvieron presentes Miguel Huerta, secretario de Anice, y Carlos Arnaiz, subdirector general de Calidad del Consumo del Instituto Nacional del Consumo.

Primeramente, Miguel Huerta hizo una crónica detallada de la crisis del equino, una crisis que calificó de “sorprendente”. Asimismo, agradeció a Aesan, el Instituto Nacional de Consumo y al Ministerio de Agricultura las comunicaciones en defensa del sector productor español.

Según Huerta, la crisis se inició en Irlanda y los equipos de Confecarne y Anice la valoraron con una calificación “media”. No obstante, tras un “desafortunado” informe de la OCU sobre los productos españoles, hizo prestar más atención a la situación y “da que pensar si hay una adecuada regulación judicial y si hay un marco jurídico adecuado para reaccionar ante este tipo de informes” ya que “ninguna empresa de las que figuraban en ese informe pidió o trabajaba con carne de caballo”. Posteriormente la crisis se ha trasladado a otros países de centro Europa, lo que ha hecho reaccionar a la Unión Europea publicando un Plan de control para todos los países. No obstante esta situación daña a las “exportaciones españolas y europeas, más aún cuando naciones como Rusia aprovechan este tipo de crisis para criticar los sistemas de control de sus importadores”, algo especialmente peligroso para la industria española cuando “va a venir una visita de inspección en las próximas fechas”. Volviendo al Plan de Control, el secretario de Anice destacó que “se necesitará sobrepasar el umbral del 1 por 100 de tolerancia para considerar a un producto fraudulento”. También señaló que se ha demostrado que los sistemas de trazabilidad “han funcionado correctamente en esta situación y que el consumidor debe valorar el coste de la seguridad alimentaria”.

Por su parte, Carlos Arnaiz volvió a remarcar que la crisis no tiene nada que ver con la seguridad alimentaria. También señaló que “por muy buenos que sean los sistemas, si alguien quiere actuar dentro de los marcos legales de seguridad alimentaria pero quiere cometer un fraude, lo va a poder hacer, lo que nos hace pensar que no sólo tenemos que buscar los puntos de riesgo sanitario sino que también tenemos que controlar el fraude”. Todo esto hace pensar a las autoridades que tienen que seguir mejorando en “la reacción”. Por otro lado destacó que la Comisión Europea ha cometido “un error al juntar el tema del fraude del equipo con elementos se seguridad alimentaria como la fenilbutazona ya que llevamos años sin tener un caso con este problema”.

 

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