La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha “no existe ninguna alerta alimentaria a día de hoy en relación con la carne de caballo”.
Durante las últimas semanas este problema de etiquetado ha llegado también a España cuando Nestlé ha tenido que retirar unos ravioli de la marca Buitoni de en cuyo etiquetado figuraba carne de vacuno, pero contenían trazas de ADN de caballo.
Como ya señaló Cárnica 2000, Nestlé suspendió su acuerdo con la alemana H.J. Schypke.
Manuel González, secretario general de la Asociación Profesional de Salas de Despiece y Empresas Cárnicas (Aprosa-Anec) ha destacado que el problema se desprende del contrato firmado entre Nestlé y la firma alemana, ya que en él deben figurar los ingredientes y aditivos que deben tener los productos que se elaboran y sus porcentajes, y que si la firma alemana los la incumplido es porque comete un fraude de ley. González también recuerda que “sanitariamente no hay peligro, puesto que el caballo es una especie doméstica sometida a controles veterinarios”.
