La necesidad de que el departamento de calidad y de exportación vayan de la mano , la firme apuesta por la calidad a un precio competitivo a la hora de exportar fueron algunas de las conclusiones de la Mesa Redonda organizada por Cárnica 2000 y Calicer.
Bajo
el título ‘Retos del sector porcino en exportación’, Cárnica 2000, con el
patrocinio de Calicer, reunió a representantes de la Administración (Ministerios
de Agricultura, Sanidad y el ICEX) y de diversas empresas que comercializan
productos de porcino fuera de nuestras fronteras (Palacios Alimentación, Grupo
Tello, Grupo Jorge, Càrniques de Juià, DeRaza Ibéricos y Jamones Blázquez) y la consultora Aquimisa el pasado 4 de noviembre.
En
este evento exclusivo, se puso de manifiesto que España está haciendo bien su
papel a la hora de exportar productos cárnicos de porcino, siendo capaz de
estar presente en los principales mercados asiáticos, sin embargo podemos y
debemos hacerlo mejor. Especialmente debemos competir en precio, ya que
trabajamos con un producto commodity, pero siempre debe de tener un nivel muy
elevado de calidad.
Sin
embargo, las empresas se encuentran con un claro problema: el departamento de
exportación no conoce en muchos casos las limitaciones o los problemas que
supone para el departamento de calidad iniciar las ventas en otra nación. Por
este motivo, deben ir a la par a la hora de abrir un nuevo mercado.
Entre
los principales compradores de productos cárnicos de porcino español se
encuentran China, Japón, Hong Kong, Corea del Sur y Filipinas, naciones que con
cuyo incremento en compras, han ocupado y sobrepasado el hueco dejado por
Rusia.
Otro
de los temas que salió a relucir fue el de las inspecciones realizadas por
países terceros a la hora de homologar instalaciones para exportar, algo que
pone nervioso al sector ya que, “nos jugamos un mercado como país”.
Sin embargo, la próxima publicación del Real Decreto de Inspección Veterinaria
para Exportación, supondrá un “arma muy potente para demostrar la calidad
de los productos frente a terceros países”, aunque también requerirá un
fuerte trabajo por parte de los departamentos de calidad de las empresas que
quieran exportar, algo que deberá quedar certificado de algún modo, ya sea por
el Estado o por una autoridad independiente de inspección y certificación. Otro
de los temas a relucir fue la falta de un criterio común entre las administraciones
(locales y autonómicas) a la hora de fijar una forma de actuar en los controles
sanitarios, sin embargo este Real Decreto pretende “marcar unas reglas de
juego comunes y un marco jurídico común”.
