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TOMRA Sorting Food se afianza en España

Por José Carlos Vicente

TOMRA desarrolló una importante actividad en España durante 2016 para desplegar su división especializada en equipos basados en sensores para el análisis y clasificación de alimentos está dando sus frutos. Fruto de la misma, afronta este año importantes e interesantes proyectos.

Así a lo largo de 2016 TOMRA cerró varios contratos importantes, actualmente en fase de implementación. Además de completar su equipo interno, TOMRA Sorting estableció interesantes alianzas. Entre las mismas, cabe destacar su asociación con Jofersa, el principal distribuidor español para la industria alimentaria, que abrirá las puertas de entrada de las industrias cárnicas de todo tamaño. Y es que la nueva red de distribuidores que se está desplegando en el Sur de Europa empieza a dar resultados. En ese sentido, Judit Jansana, directora para España y Portugal de TOMRA Sorting, aclara: “La curva de aprendizaje con TOMRA Food está siendo progresiva. Tanto en Francia como en España, los nuevos distribuidores están sumamente implicados y alineados con la estrategia de la TOMRA y están observando un impacto positivo en su reputación”.

Buenas perspectivas de negocio

En cuanto a las perspectivas de crecimiento del mercado a nivel mundial en TOMRA son optimistas. A pesar de las recomendaciones sanitarias de limitar el consumo de carne, España ha quintuplicado su consumo de carne en el último medio siglo pasando de 20 a 93 kg por año y por habitante. Y es que la carne es una de las principales fuentes de proteína de origen animal para el ser humano y el componente estructural principal de nuestras células.

En opinión de Judit Jansana: “Existe una creciente demanda de carne en el mercado debido al aumento de la población mundial, el esfuerzo exportador y la buena reputación de los productos cárnicos españoles. Esta tendencia positiva viene acompañada además de una creciente competencia entre proveedores que se esfuerzan por ofrecer un producto de calidad, un mayor control en la composición. Los proveedores de productos cárnicos deben cumplir con una cada vez más exigente regulación en el etiquetado de la carne y ofrecer garantías tanto a los canales de distribución como a los consumidores. Al mismo tiempo, los consumidores quieren estar tranquilos sabiendo que no va a haber cuerpos extraños en los alimentos. Por todo esto, tanto para determinar la composición química como para la detección de cuerpos extraños, es obvio que los procesadores necesitarán más soluciones en línea”.

En cuanto al desarrollo de productos Judit Jansana afirma: “La industria de la carne se enfrenta nuevamente a la demanda de productos de alta calidad y a una evaluación objetiva. Bajo esta premisa, TOMRA ha llevado a cabo una gran inversión en I+D + i para ofrecer nuevas soluciones que responden a demandas específicas del mercado”.

Algunas de las novedades que llegarán en este ejercicio al mercado español son FatScan, un analizador de grasa en línea para la estandarización de elaborados cárnicos, idóneo para industrias de tamaño pequeño y mediano; y QVision WB un equipo para detectar la denominada “pechuga de madera” (woody breast) del pollo, que se acaba de presentar en la feria IPPE. Para el segundo semestre del año está previsto el lanzamiento de la nueva tecnología de detección de plásticos.

Nuevos productos

TOMRA presentó su nueva aplicación para detectar la “pechuga de madera” (woody breast) en el pollo en la pasada feria IPPE (International Production & Processing Expo) recientemente celebrada en Atlanta, Georgia (EE. UU). El nuevo detector despertó un gran interés en la feria americana y sin duda, en unos meses tendrá gran repercusión en la industria española, ya que es un fenómeno que también afecta al sector avícola español.

Basándose en la tecnología de su analizador QVision, TOMRA ha ampliado su gama de aplicaciones para ofrecer más soluciones al mercado de la carne y ahora es capaz de detectar la “pechuga de madera”, una miopatía que se produce en los músculos del pollo, confiriendo una textura leñosa y dura a las pechugas del ave. Esta condición no es perjudicial para el consumo humano, pero hace que la pechuga resulte desagradable de masticar, pues se vuelve dura y correosa.

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